viernes, 25 de mayo de 2012

028 - LA VOZ DEL SEÑOR - NÚMEROS 17 Y 18 DE 2012

(Boletines correspondientes al mes de abril)

Arzobispado de Buenos Aires y toda Argentina
Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquia

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Nota: el boletín número 16 correspondiente al Domingo de Pascua, está en la entrada 026 de este blog. Como ya explicáramos, problemas técnicos nos impidieron publicar entradas durante el mes pasado, por lo que completamos ahora lo que había quedado pendiente.



Segundo Domingo de Pascua: de Santo Tomás
22 Abril 2012.

Carta de Su Beatitud el Patriarca Ignacio IV

A
todos nuestros hijos antioquenos
en las Arquidiócesis de la Diáspora

En primer lugar, van a ustedes nuestros augurios, por la temporada del santo ayuno de la Cuaresma, rogando al Señor Dios que nos guíe en la senda de nuestra lucha espiritual, para que merezcamos participar de Su Pasión Salvífica y regocijarnos en Su Resurrección Victoriosa; entonando con corazones merecedores: “Cristo resucitó… Verdaderamente ha Resucitado”.

En segundo lugar, en esta carta, nos dirigimos a ustedes, mientras que el dolor está exprimiendo nuestros corazones, por los dolientes acontecimientos que Siria, -la tierra de los mensajes celestiales y la convivencia de todos los espectros del pueblo sirio- está transitando. En Siria el Apóstol Pablo recibió la convocación de nuestro Salvador Jesucristo, para que sea el Apóstol de las naciones; y sobre su suelo están erigidos nuestros monasterios históricos y nuestras iglesias, para abrazar los minaretes de las mezquitas, como un indicador, que la verdadera religión no puede ser esencia o elemento de los conflictos sectoriales, raciales y étnicos; mas bien un medio para que cada hombre experimente la vida del amor verdadero a su hermano, el ser humano, sea quien sea.

Estos dolientes acontecimientos habían comprendido varias amenazas, y como jerarcas de las Iglesias, todos hemos convocado, anunciando que el diálogo es el único medio que puede causar la realización de los sueños y anhelos justos del pueblo Sirio.

En el piélago de estos acontecimientos, llamo a la memoria lo dicho por el Apóstol Pablo en su segunda carta a los corintios: “¿Quién es débil, sin que yo me sienta débil? ¿Quién está a punto de caer, sin que yo me sienta como sobre ascuas?” (11: 29) Pues en estas circunstancias hemos de expresar aun más nuestra unión nacional y nuestra solidaridad, para con quien es considerado débil, doliente, enfermo y necesitado.

Por ello les llamamos del puesto de nuestra responsabilidad humana, en nombre de todos los hijos de nuestra patria Siria, suplicándoles el apoyo a nuestros hermanos, cada uno acorde a sus posibilidades, para que esta ayuda suya sea a toda la gente de modo neutral y justo, desconsiderando todo concepto sectorial o religioso.

Rogamos a Dios que les fortalezca a todos, pidiéndoles que, en sus oraciones, se acuerden de sus hermanos y hermanas; y para que regrese la seguridad y la estabilidad a nuestra patria Siria; y para que el Nombre del Señor permanezca glorificado en la tierra que Él ha querido por cuna de su Mensaje, Pasión y Resurrección.

+ Ignacio IV
Patriarca de Antioquia y todo Oriente


A los benditos del Padre
“Al que te pida, dale” (Mt 5:42)

Mensaje Pastoral de S.E.R. Monseñor Siluan por el Viernes Santo del 13 de abril de 2012.

Ante el pedido de Su Beatitud el Patriarca por la situación en Siria

Queridos y estimados hijos en nuestro Señor,
Clero y fieles de nuestra querida Iglesia en Argentina,

Celebrando la Pasión de nuestro Señor y acompañándolo en el camino de Su crucifixión, contemplamos la magnitud de Su amor hacia nosotros, y nos maravillamos por Su anhelo de redimir a toda la humanidad, por lo que Lo llevó a aceptar voluntariamente una muerte tan humillante, pero salvífica para nosotros.

Mientras cantamos en este día las lamentaciones de las Mujeres Miróforas, las portadoras del bálsamo, todo nuestro ser está atento: nuestros ojos anhelan ver la luz de la resurrección; nuestras manos, tocar el costado abierto; nuestra boca, anunciar la Buena Nueva; nuestro corazón, recibir la alegría y la paz; nuestra inteligencia, contemplar las maravillas del amor del Señor y Su sabiduría; y nuestros oídos, escuchar la voz del Señor asegurándonos: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28:20).

En esta atmósfera de fe, de contrición y de recogimiento, nuestros ojos se abren hacia la humanidad que sufre y padece. En pos del Crucificado, nuestros corazones se compadecen con nuestros hermanos y servirlos. Hoy en especial, nos encontramos muy preocupados por nuestros hermanos en Siria, la sede de nuestro Patriarcado. Su Beatitud el Patriarca Ignacio IV escribió a todos sus hermanos, los Arzobispos del Santo Sínodo de Antioquía, solicitándonos no sólo nuestras oraciones, sino también el apoyo para con sus hermanos en Siria, quienes se encuentran en una situación de crisis humanitaria, por lo que muchos se han desplazado desde las zonas peligrosas hacia otras más seguras, encontrándose sin trabajo, necesitando asistencia de todo tipo a fin de poder cubrir sus necesidades básicas.

En tales situaciones, la Iglesia siempre se encuentra en primera fila para asistir a quienes más lo necesitan, tanto en nuestros centros parroquiales, monasterios y conventos, como en nuestras instituciones y movimientos, centros de salud y de ayuda humanitaria. Para que el “Buen Samaritano” pueda extender la mano a todos, él necesita hoy de nuestro apoyo, especialmente de nuestro aporte económico, sabiendo de antemano, que nuestra Iglesia no hace acepción de nadie, sino que ofrece su ayuda a los que verdaderamente lo necesitan. Por ello, durante el período pascual, y hasta la celebración de Pentecostés, nos inspiramos de la recomendación del Señor: “Al que te pida, dale” (Mt 5:42) a fin de responder al llamado de nuestro Patriarcado. Para tal fin, en Junio, nuestra arquidiócesis transferirá a la cuenta bancaria de nuestro Patriarcado en el Líbano todo lo que recibirá en su cuenta bancaria de fondos provenientes tanto de donaciones particulares como de actividades que nuestras parroquias en Argentina organizarán. En ambos casos, han de informarse en la secretaría de sus parroquias respectivas.

Sabiendo, y descontando que vuestros corazones y vuestras manos harán lo suficiente para responder al llamado de nuestra Iglesia y de sus hermanos, recordamos las palabras del Señor resucitado: “Vengan, benditos de Mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes Me dieron de comer; tuve sed, y Me dieron de beber; fui extranjero, y Me recibieron; estaba desnudo, y Me vistieron; enfermo, y Me visitaron; en la cárcel, y vinieron a Mí” (Mt 25:34-37). Amén.


Comunicado sobre la Solicitud del Patriarca Ignacio IV
dirigida a Nuestra Iglesia en Argentina con respecto a Siria

17 de abril de 2012

Nuestra Iglesia en Argentina desea expresar su gratitud y agradecimiento a todas las autoridades gubernamentales, provinciales, diplomáticas, institucionales, quienes, por iniciativa propia, al conocer la solicitud que nuestro Patriarca dirigió a la feligresía de nuestra Iglesia en Argentina, expresaron espontáneamente el deseo de brindar todo el apoyo a dicha solicitud, en forma voluntaria y benévola, y sumarse a la misma, como expresión de su solidaridad para con sus pares sirios, en un gesto de hermandad.

En efecto, nuestro Patriarca, Su Beatitud Ignacio IV, envió una carta durante la Gran Cuaresma, pidiendo el apoyo económico de sus hermanos los Arzobispos del Santo Sínodo Antioqueno en todo el mundo, para que la Iglesia pueda seguir brindando su apoyo a todos aquellos que se encuentran en zonas de peligro o también a aquellos que se desplazaron hacia zonas más seguras, cuyas necesidades son múltiples, como siempre sucede en tales situaciones, sin hacer acepción de nadie, más bien ofreciendo su ayuda a los que verdaderamente lo necesitan.

Dicha solicitud se hizo pública el día 13 de abril, durante la celebración del Viernes Santo en nuestras parroquias con la lectura de la carta pastoral de nuestro Padre y Arzobispo, S.E.R. Metropolita Siluan. En dicha carta, dirigida a nuestra feligresía, se da a conocer que: “…inspirándonos en la recomendación del Señor: “Al que te pida, dale” (Mt 5:42), y para tal fin, el próximo mes de Junio, nuestra arquidiócesis transferirá a la cuenta bancaria de nuestro Patriarcado en el Líbano todo lo que reciba en su cuenta bancaria de fondos provenientes tanto de donaciones particulares como de actividades que nuestras parroquias en Argentina organizarán…”.

Nos alegramos por la sensibilidad que hemos notado más allá de nuestra comunidad ortodoxa antioquena, y la benevolencia de sumarse a dicha campaña por parte de muchos individuos como así también de instituciones sirio-libanesas y otras, además de autoridades que colaboran en ello. Todo eso acontece a los pocos días de dicha comunicación, expresado por los hombres de buena voluntad en el marco de los distintos actos llevados a cabo en las provincias por el día de la Independencia de Siria.

Atento a ello, a todos extendemos nuestra gratitud, y la apreciación de la nobleza que su gesto espontáneo demuestra en una situación tan delicada, rogando a Dios que los bendiga a todos, con la firme esperanza que la realización de dichos esfuerzos encontrará a Siria y a todo su pueblo siempre lejos de todo mal y peligro, más bien soberano, unido, fuerte y en paz.


Tropario del Domingo Nuevo (Tono 7): Estando el sepulcro sellado, brillaste de él, ¡Oh Vida! Y cuando las puertas estaban cerradas, viniste a Tus discípulos, Cristo Dios, Resurrección de todos; y por medio de ellos, renovaste para nosotros un espíritu recto según Tu Gran Misericordia.

Kondakio de Pascua (Tono 8): Aunque descendiste al sepulcro, Tú que eres Inmortal, borraste el poder del infierno y te levantaste Victorioso, ¡Cristo Dios! Y a las mujeres portadoras del bálsamo dijiste: ¡Regocijaos! Y a Tus discípulos otorgaste la paz, Tú que otorgas la resurrección a los caídos.”


Hechos de los Apóstoles (5:12-20): En aquel tiempo, por mano de los apóstoles se realizaban muchos signos y prodigios en el pueblo. Todos se reunían con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón, pero ninguno de los otros se atrevía a juntárseles, aunque el pueblo hablaba de ellos con elogio. Los creyentes cada vez en mayor número se adherían al Señor, una multitud de hombres y mujeres. Hasta el punto de sacar los enfermos a las plazas y colocarlos en lechos y camillas, para que, al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos. También acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos; y todos se curaban. Entonces intervino el sumo sacerdote y todos los suyos, los de la secta de los saduceos; y llenos de envidia, echaron mano a los apóstoles y los metieron en prisión públicamente. Pero el ángel del Señor, por la noche, abrió las puertas de la cárcel, los sacó y les dijo: “Id, presentaos en el Templo y comunicad al pueblo todo lo referente a esta Vida”.


Santo Evangelio según San Juan (20:19-31): Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz con vosotros.” Dicho esto, les mostró las Manos y el Costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.” Dicho esto, sopló y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor.” Pero él les contestó: “Si no veo en Sus Manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en Su Costado, no creeré.” Ocho días después, estaban otra vez Sus Discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: “La paz con vosotros.” Luego dice a Tomás: “Acerca aquí tu dedo y mira Mis Manos; trae tu mano y métela en Mi Costado, y no seas incrédulo sino creyente.” Tomás le contestó: “Señor mío y Dios mío.” Dícele Jesús: “Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.” Jesús realizó en presencia de los Discípulos otros muchos signos que no están escritos en este libro. Éstos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en Su Nombre.


¿Qué conmemoramos hoy?
El Domingo Nuevo

Todos los días durante la semana posterior a la Pascua, que la Iglesia llama la “Semana de las Luces” o “De la Renovación”, se celebran los oficios pascuales en todo su esplendor. Diariamente se repite la Liturgia pascual y las Puertas Reales del santuario permanecen abiertas. Abunda el regocijo de la Resurrección y el don del Reino de la Vida Eterna. Luego, al final de la semana, en la tarde del sábado, comienza la celebración del Segundo Domingo de la Pascua de Resurrección en memoria de la aparición de Cristo al Apóstol Tomás “después de ocho días” (Jn 20:26).

Es importante recordar que el número ocho tiene un significado simbólico tanto en la tradición espiritual judía como en la cristiana. Significa más que cumplimiento y plenitud: significa el Reino de Dios y la vida del mundo venidero, ya que siete es el número del tiempo terrenal. El sábado, el séptimo día, es el bendito día de descanso en este mundo, el último día de la semana. El “primer día de la semana”, el día “después del sábado”, que en todos los Evangelios es recalcado como el día de la Resurrección de Cristo (Mc 16:1; Mt 28:1; Lc 24:1; Jn 20:1, 19), es por lo tanto también el “octavo día”, el día más allá de los confines de la tierra, el día que simboliza la vida del mundo venidero, el día del eterno descanso del Reino de Dios.

El Domingo después de la Pascua de Resurrección, llamado el Segundo Domingo, es entonces el octavo día de la celebración pascual, el último día de la Semana de las Luces. Por lo tanto recibe el nombre de “Domingo Nuevo”. Era solamente en este día en la Iglesia primitiva que los cristianos recién bautizados se quitaban sus túnicas bautismales y volvían a entrar nuevamente a la vida de este mundo.

En los oficios de la Iglesia, se da énfasis a la visión del Apóstol Tomás de Cristo, y en el significado del día llega a nosotros mediante las palabras del Evangelio: “Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo, Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Jn 20:27-29).

No hemos visto a Cristo con nuestros ojos físicos ni tampoco hemos tocado su cuerpo resucitado con nuestras manos, mas en el Espíritu Santo hemos visto, tocado y gustado de la Palabra de la Vida (I Jn 1:1-4), y así es que creemos.

En cada uno de los oficios de oración diarios hasta la Fiesta de la Ascensión, cantamos el Tropario de la Resurrección. En cada uno de los oficios dominicales a partir del domingo de Santo Tomás, cantamos el Canon de la Resurrección y sus himnos, y repetimos la celebración del “primer día de la semana” en que Cristo resucitó de entre los muertos. En cada Divina Liturgia, la lectura de la epístola es tomada del Libro de los Hechos de los Apóstoles, contándonos acerca de los primeros cristianos que vivían en comunión con el Señor Resucitado. Todas las lecturas del Evangelio son tomadas del Evangelio según San Juan, considerado por muchos como un evangelio escrito especialmente para los nuevos bautizados en la vida nueva del Reino de Dios, mediante la muerte y la nueva vida en Cristo, en nombre de la Santísima Trinidad. Se piensa esto porque todos los “signos”, como se refieren a los milagros en el Evangelio de San Juan, tratan de temas sacramentales que involucran agua, vino y pan. Así, cada uno de los domingos después del Domingo de Santo Tomás, con la excepción del Tercero, es dedicado a la memoria de uno de estos “signos”.


Feliz Día de San Jorge

Monseñor Siluan saluda a todas las Parroquias que mañana festejarán el día de San Jorge, a los colegios y los fieles que llevan por nombre Jorge. Reciban el cariño de Nuestro Padre y Pastor con los mejores deseos y felicitaciones, y que la bendición del Resucitado y de Su glorioso Mártir estén para siempre en sus hogares.




Tercer Domingo de Pascua: de las Mujeres Miróforas
29 Abril 2012.


Jesús
Simples Miradas hacia el Salvador (14)

La necesidad de una sola cosa
Jesús se zafa de los que quieren hacer un rey de Él (Cf. Jn 6:15). No quiere dar su opinión sobre los conflictos entre Israel y el César (Cf. Mt 22:21). Y se niega a ayudar a un hombre, que se lo pide, para una división de herencia (Cf. Lc 12:14). Él, que vino para cortar las raíces de las cosas que nos tienen cautivos, no podría estar de acuerdo en la búsqueda de ellas. “Una cosa es necesaria” (Lc 10:42). María ha dejado todo para escuchar la palabra: ella ha escogido “la buena parte” (Lc 10:42). Sin embargo, la palabra se puede hacer escuchar en todo asunto terrestre, a condición que sea ella, la palabra de Jesús, lo que buscábamos. Los asuntos humanos son de esta forma transformados “en Cristo”. En el episodio de Marta y María, Jesús no reprocha a Marta por ocuparse de los cuidados domésticos; sino que le reprocha por “preocuparse”, y estar “turbada”, con “muchas cosas” (Lc 10:41), lo que la deja distraída de la audición de la palabra. Pero es posible, en el seno mismo de las inevitables preocupaciones
cotidianas, mientras sirve, de sentarse, para decirlo así, a los pies del Señor y de escucharlo. La acción más intensa no excluye la mirada hacia Jesús. Si Marta se hubiera dado cuenta de ello, habría - sin cesar de servir - elegido la buena parte, no menos que María.
Los habitantes de Siquem dicen a la Samaritana: “Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos Le hemos oído” (Jn 4:42). El momento debe llegar donde creeremos en virtud de una experiencia propia, de un contacto personal, y no más por la predicación (palabra), aunque muy autorizada, con la que nos han hablado de Jesús y nos han orientado hacia Él. No se trata más de sólo escuchar hablar de Él, sino escucharlo a Él hablándonos a nosotros.
Jesús dice que el hombre vive “de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4). Hay una gran diferencia entre degustar de vez en cuando a la palabra divina, y “vivir” de ella. Y vivir de ella significa hacer de ella el alimento cotidiano, necesario, esencial. Y Jesús dice esto de toda palabra divina; cualquiera sea la palabra divina que encontremos; aún cuando parece tan ajena a nuestras necesidades actuales, ella es, para nosotros, a condición que sepamos profundizarla, fuente y poder de vida.

Padre Lev Gillet


Tropario de la Resurrección (Tono 2): Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal, mataste al Hades con el rayo de tu Divinidad y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra, todos los poderes celestiales clamaron: ¡Oh Dador de Vida, Cristo Dios, gloria a Ti!

Tropario de las Miróforas (Tono 2): El ángel se presentó junto al Sepulcro, diciendo a las mujeres portadoras del bálsamo: “El bálsamo es apto para los muertos; pero Cristo se ha mostrado ajeno a la corrupción. Exclamad, pues, diciendo: ‘El Señor ha resucitado, otorgando al mundo la gran misericordia’.

Kontakión de Pascua (Tono 8): Aunque descendiste al sepulcro, Tú que eres Inmortal, borraste el poder de infierno y levantaste Victorioso, ¡Cristo Dios! Y a las mujeres portadoras del bálsamo dijiste: ¡Regocijaos! Y a Tus discípulos otorgaste la paz, Tú que otorgas la resurrección a los caídos.


Hechos de los Apóstoles (6:1-7): Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana. Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: “No está bien que nosotros abandonemos la palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de saber, y los pondremos al frente de esa tarea; mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.” La propuesta le pareció bien a toda la asamblea y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito antioqueno; los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos. La palabra de Dios iba creciendo; el número de los discípulos se multiplicaba considerablemente en Jerusalén; también una gran multitud de sacerdotes iba aceptando la fe.

Santo Evangelio según San Marcos (15:43 – 16:8): En aquel tiempo, vino José de Arimatea, miembro respetable del Sanedrín que esperaba también el Reino de Dios, y entró audazmente donde Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Se extrañó Pilato de que hubiese muerto tan pronto, e hizo llamar al centurión; le preguntó si había muerto hacía tiempo. Enterado por el centurión, concedió el cuerpo a José, quien compró una sábana, bajó a Jesús de la cruz, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca, e hizo rodar una gran piedra contra la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, madre de José, observaban dónde quedaba puesto. Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para ir a embalsamarlo; y muy de madrugada el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Y se decían unas a otras: “¿Quién nos rodará la piedra de la entrada del sepulcro?” Y levantando los ojos ven que la piedra, que era muy grande, había sido retirada. Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se sorprendieron. Él les dijo: “No se asusten; ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el crucificado: ha resucitado, no está aquí. Éste es el lugar donde lo pusieron. Pero vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro, que va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán, como les dijo”. Ellas, saliendo del sepulcro, huyeron, pues el temblor y el asombro se habían apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.


¿Qué conmemoramos hoy?
El Domingo de las Mujeres Miróforas

Se dedica el tercer domingo de la Pascua a las mujeres miróforas (portadoras de bálsamo) quienes cuidaron el cuerpo de Cristo en su muerte y quienes fueron las primeras testigos de Su Resurrección. Nuevamente se cantan los mismos tres troparios que cantamos el Viernes Santo, los cuales expresan el tema del día: El Noble José habiendo bajado Tu Cuerpo Purísimo del madero, lo ungió con aromas, lo envolvió en un fino lino, y lo depositó en un sepulcro nuevo. Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal, Mataste al Hades con el rayo de Tu Divinidad. Y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra todas las potestades celestiales clamaron. Oh Dador de Vida, Cristo Dios, Gloria a Ti.

El ángel que estaba junto al sepulcro dijo a las Miróforas: La mirra es apta para los muertos, pero Cristo se ha mostrado libre de corrupción.

Todos amamos, pero pocos se atreven a amar a los otros más que a sí mismos; que amemos es algo natural, mientras el amor que expone el evangelio necesita mucha valentía. Con dicha valentía las mujeres Miróforas se dirigieron hacia el sepulcro del crucificado sin temor alguno ni de las críticas ni de la crueldad de los soldados que vigilaban el sepulcro; pues, “pasado el Sábado” madrugaron ante el sepulcro para embalsamar a quien amaron verdaderamente. Esta valentía tiene como criterio la sabiduría de la fe que, según el mundo, es locura, ya que requiere de mucho riesgo “la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción en cosas que no se ven” (Heb 11, 1). Pero si la fe es el criterio de la valentía, esta última es el índice de la primera “quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su Gloria...” (Lc 9:26). La valentía y la iniciativa amorosa hizo de las Miróforas las primeras que atestiguaron la Resurrección de Cristo. Arriesguémonos como ellas para obtener la alegría que han tenido y para anunciarla.
Estas mujeres elegidas por Dios fueron: María Magdalena, María la de Santiago, María la de José, María la de Cleofás, Juana mujer de Cuza mayordomo de Herodes, Salomé, Susana, Marta y María, las hermanas de Lázaro y otras que no nombraron los evangelistas. Juntamente con las Miróforas se festeja también a los dos nuevos discípulos de Nuestro Señor: José de Arimatea y Nicodemo que se encargaron del descendimiento del cuerpo del Señor de la Cruz y su posterior depósito en un sepulcro nuevo.

Las mujeres de la resurrección tienen una hermosa representación en el icono llamado “las miróforas ante el sepulcro”. La tradición de este icono es muy antigua. Aparece en los frescos murales de la Iglesia de Doura Europos del siglo III, o en las “ampollas de Monza” que provienen de Palestina y se remontan a los siglos IV-V. La escena es siempre la misma. Un grupo de mujeres, de dos a cuatro, llevando bien visibles entre sus manos los frascos de ungüento perfumado para las unciones, se acercan al sepulcro. Contemplan la piedra levantada, los vestidos están por el suelo. Un Ángel vestido con vestiduras blancas, les señala el sepulcro vacío y las vendas por el suelo, con un gesto que parece acompañar con las palabras del anuncio evangélico: “Ha resucitado, no está aquí. Id a anunciar a sus discípulos” (Mt 28:5-7). Los ojos de las Miróforas miran al Ángel y al sepulcro, pero se encuentran también en una mirada recíproca como si se dijesen unas a otras la noticia. Parece que traen todavía el luto del día de la muerte del Señor pero poco a poco se van iluminando sus ojos con la luz de la Pascua del Señor que ha vencido a la muerte.


La Divina Liturgia (XIV)
Explicando la Liturgia semana a semana

Las conmemoraciones

La Sagrada Eucaristía es ofrecida en memoria de Cristo: “Haced esto en memoria mía”. Recordando a Cristo, y ofreciendo todas las cosas a Dios en y a través de Él, la Iglesia se llena de la presencia del Espíritu Santo. En la Divina Liturgia, el Espíritu Santo desciende “sobre nosotros y sobre los dones que aquí se ofrecen”. Todo está lleno del Reino de Dios. En el Reino de Dios nadie es olvidado. Todos son recordados, y eso es lo que les da vida. Por lo tanto, en este momento de la Divina Liturgia los fieles, recordando a Cristo, recuerdan a todos los hombres y a todas las cosas en él, sobre todo a la Madre de Cristo, la Virgen Santa, y a todos los santos.
Es importante señalar aquí que como la Divina Liturgia es la presencia y poder real del acontecimiento salvífico de Cristo por su pueblo, que siempre se ofrece para todos los que necesitan ser salvados. Así, el sacrificio litúrgico se ofrece por María y todos los santos, así como por toda la Iglesia y todo el universo de la creación de Dios.
Te ofrecemos también este sacrificio racional en honor de los que han descansado en la fe: Progenitores, Padres, Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Predicadores, Evangelistas, Mártires, Confesores de la fe, Ascetas, y por toda alma justa que llegó a la perfección en la fe, y principalmente por la Santísima, Purísima, Bendita y Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y siempre Virgen María.
Mientras el coro canta un himno a la Madre de Dios, que a menudo cambia durante el año litúrgico de acuerdo a las distintas estaciones y celebraciones, el celebrante inciensa los dones consagrados y continúa pidiendo a Dios que recuerde a San Juan Bautista, a los santos del día, a los fieles difuntos, a la Iglesia y a todo el mundo. Después de recordar también al obispo de la iglesia, las personas resumen todos los recuerdos con las palabras: “Y de todos y de todas”.

Siguen las oraciones pidiendo a Dios que recuerde la ciudad, el país, a los viajeros, a los enfermos, a los que sufren, a los cautivos, a los benefactores que tiene la Iglesia, a los que se “acuerdan de los pobres” y a todo el pueblo. También en este momento de la liturgia se recuerda el nombre de las personas especialmente necesitadas de la misericordia de Dios.

En la Liturgia de San Basilio, que generalmente es mucho más larga y mucho más detallada que la de San Juan Crisóstomo, las conmemoraciones son más específicas y numerosas.

Es necesario recordar una vez más que el recordar en la Iglesia Ortodoxa, y sobre todo el recuerdo en Dios y por Dios, tiene un significado muy especial. De acuerdo a la fe ortodoxa, expresada y revelada en la Biblia y la Liturgia, el recuerdo divino significa gloria y vida, mientras que el olvido divino significa corrupción y muerte. En Cristo, Dios se acuerda del hombre y de su mundo. Al recordar a Cristo, el hombre recuerda a Dios y su Reino. Así, las conmemoraciones de la Divina Liturgia en sí mismas son una forma de vivir la comunión entre el cielo y la tierra.

Continúa la semana próxima


La Pascua

“He sentido en esta Semana Santa que ustedes han tenido una actitud muy linda en los oficios que se realizaban, se sentía que oraban, que tenían una disposición distinta a la de antes: mayor recogimiento, humildad, atención y paciencia”, fueron las palabras de Monseñor al concluir la Liturgia de la Pascua en la Catedral San Jorge, el pasado 15 de abril. Y agregó, “la alegría se mezcla con la tristeza, por los sucesos en Siria, y es por ello, que hemos de acudir a la fuerza de la oración, por nosotros y por nuestros hermanos”.
Después de la recepción en el salón de la Catedral, junto al Embajador del Líbano, al encargado de la Embajada de Siria, y a la Directora de Registro de Cultos de la Nación, 240 personas compartieron el almuerzo pascual en los salones de la Asociación Kalaat Yandal.
El Cordero pascual fue un momento en el que se dirigieron dos palabras importantes, por una parte, la del Consejo Administrativo Ortodoxo, en la que subrayó
“la clara evidencia de que siempre tenemos que estar unidos y reunidos”, y eso por una única razón: “somos uno para todos y todos para uno”, o sea estar
“al servicio”; y por otra parte, la de Monseñor sobre “el amigo”, en la que puso énfasis sobre el verdadero amigo de la humanidad, Dios, y aprender a verlo
“no con nuestros anteojos, que Lo deforman, sino con Sus anteojos, tal como Él es”; y el amigo “que está al lado nuestro, nuestro prójimo”, destacando
a cada uno de los presentes y la manera de ser amigo de la Iglesia.

Charla sobre el cristianismo

En el Marco del Seminario “El Líbano, ejemplo de convivencia entre civilizaciones” de la Cátedra del Líbano de la Universidad Kennedy, Monseñor Siluan
disertó sobre “El cristianismo en el Líbano: Orígenes e identidad, Presencia y testimonio”, el pasado 19 de abril. Procedió en una primera etapa en presentar una
visión panorámica de los orígenes, es decir, del proceso de diversificación de las iglesias que llegó a la situación actual. Luego hizo una descripción
de la identidad de las iglesias a partir de su patrimonio. Y por último, esbozó un panorama de la presencia y testimonio de estas Iglesias en el Líbano.

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