sábado, 31 de marzo de 2012

022 - IGLESIA ORTODOXA HISPÁNICA - MARZO 2012

Diócesis Hispánica Ortodoxa Isidoriana


ESCRITOS CORRESPONDIENTES AL I DOMINGO DE LA GRAN CUARESMA
Domingo de la Ortodoxia - 4 marzo 2011 – (Liturgia De San Basilio)


PROQUÍMENON: ¿Por qué se amotinan las gentes y los pueblos piensan en cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra y príncipes consultarán unidos contra el Señor y contra su Ungido.


LECTURA DEL APOSTOL (Hebreos 11:24-26, 32-12:2):
HEB 11:24 Por la fe Moisés, cuando llegó a ser grande, rehusó ser llamado hijo de la hija del Faraón. Prefirió, más bien, recibir maltrato junto con el pueblo de Dios que gozar por un tiempo de los placeres del pecado. Él consideró el oprobio por Cristo como riquezas superiores a los tesoros de los egipcios, ¿Qué más diré? Me faltaría el tiempo para contar de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas. Por la fe éstos conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, sofocaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sacaron fuerzas de la debilidad, se hicieron poderosos en batalla y pusieron en fuga los ejércitos de los extranjeros. Mujeres recibieron por resurrección a sus muertos. Unos fueron torturados, sin esperar ser rescatados, para obtener una resurrección mejor. Otros recibieron pruebas de burlas y de azotes, además de cadenas y cárcel. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a espada. Anduvieron de un lado para otro cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; pobres, angustiados, maltratados. El mundo no era digno de ellos. Andaban errantes por los desiertos, por las montañas, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque recibieron buen testimonio por la fe, no recibieron el cumplimiento de la promesa, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros; porque Dios había provisto algo mejor para nosotros. Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; quien por el gozo que tenía por delante sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. Amén.


¡Aleluya! Pídeme y te daré por herencia los confines de la tierra ¡Aleluya! Los quebrantarás con vara de hierro, como vasija de alfarero los desmenuzarás. ¡Aleluya!

EVANGELIO (Juan 1:43-51):
JUAN 1:43 Al día siguiente, Jesús quiso salir para Galilea y encontró a Felipe. Y Jesús le dijo: -Sígueme. Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: -Hemos encontrado a aquel de quien Moisés escribió en la Ley, y también los Profetas: a Jesús de Nazaret, el hijo de José. Y le dijo Natanael: --¿De Nazaret puede haber algo de bueno? Le dijo Felipe: -Ven y ve. Jesús vio que Natanael venía hacia él y dijo de él: --¡He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño! Le dijo Natanael: --¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: --Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Le respondió Natanael: --Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el rey de Israel! Respondió Jesús y le dijo: --¿Crees porque te dije: "Te vi debajo de la higuera"? ¡Cosas mayores que éstas verás. Y les dijo: --De cierto, de cierto os digo que veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre. AMEN.


SANTORAL: San León, obispo de Catania en Sicilia (a. 780).- Hiero mártir Eleuterio, obispo en Bizancio (siglo II).- San Bisarión el Grande (466).- Abad Macario y 34 monjes y novicios del Monasterio de Valaam martirizados por los Protestantes Luteranos (1570).

ANUNCIOS: EN LOS PRÓXIMOS TRES SABADOS DE CUARESMA SE CONMEMORA A LOS FIELES DIFUNTOS. El sábado día 10, el sábado 17 y el sábado 24.


Tropario por los Difuntos, tono 8: Acuérdate, Señor Bondadoso, de todos tus siervos, y perdónales todos los pecados de su vida, pues fuera de ti no hay ninguno sin pecado, que pueda dar reposo a los difuntos.

Contaquio por los Difuntos, tono 8: Con los Santos, reposa, Cristo, las almas de tus siervos, donde no hay enfermedad ni dolor ni gemido, sino la vida eterna.

Tropario al Abad Macario y sus monjes y novicios, tono 4: Dios de nuestros padres, que siempre nos tratas según tu clemencia, no apartes de nosotros tu misericordia, más por sus intercesiones guía nuestra vida en paz.

Contaquio a los mismos, tono 3: Como a luminares del Sol de la sabiduría que no tiene ocaso, nos hemos congregado hoy para alabarlos con himnos. Habéis brillado en la oscuridad de la ignorancia y habéis llamado a todos a la altura de la piedad, monjes, novicios y Abad Macario, como mártires os clamamos. Regocijaos, vosotros que sostenéis a los ascetas.




ESCRITOS CORRESPONDIENTES AL II DOMINGO DE LA GRAN CUARESMA
11 de Marzo de 2012 (Liturgia de San Basilio)


Proquímenon: Oh Señor, ¡cuanto se han multiplicado mis enemigos! Muchos son los que se levantan contra mí. (Salmo III)


APÓSTOL (Hebreos 1:10-2:3):
HEB 1:1 Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Fue hecho tanto superior a los ángeles, así como el nombre que ha heredado es más excelente que el de ellos. Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy; y otra vez: Yo seré para él, Padre; y él será para mí, Hijo? Otra vez, al introducir al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios. Y de los ángeles dice: Él hace a sus ángeles vientos, y a sus servidores llama de fuego; mientras que del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos; cetro de rectitud es el cetro de tu reino. Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con aceite de alegría, más que a tus compañeros. Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. (HEB 2:1) Por lo tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Pues si la palabra dicha por los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación, que al principio fue declarada por el Señor, nos fue confirmada por medio de los que oyeron. PALABRA DE DIOS.


¡Aleluya! Levántate, Señor; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla. ¡Aleluya! La salvación es del Señor; sobre tu pueblo sea tu bendición. ¡Aleluya!

EVANGELIO (Marcos 2:1-12):
MAR 2:1 Cuando él entró otra vez en Capernaún después de algunos días, se oyó que estaba en casa. Muchos acudieron a él, de manera que ya no cabían ni ante la puerta; y él les hablaba la palabra. Entonces vinieron a él trayendo a un paralítico cargado por cuatro. Y como no podían acercarlo a él debido al gentío, destaparon el techo donde Jesús estaba, y después de hacer una abertura bajaron la camilla en que el paralítico estaba recostado. Y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: --Hijo, tus pecados te son perdonados. Algunos de los escribas estaban sentados allí y razonaban en sus corazones: -¿Por qué habla éste así? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados, sino uno solo, Dios? De inmediato Jesús, dándose cuenta en su espíritu de que razonaban así dentro de sí mismos, les dijo: -¿Por qué razonáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados"; o decirle: "Levántate, toma tu camilla y anda"? Pero para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad para perdonar pecados en la tierra -dijo al paralítico -: A ti te digo, ¡levántate, toma tu camilla y vete a tu casa! Y se levantó, y en seguida tomó su camilla en presencia de todos, de modo que todos se asombraron y glorificaron a Dios, diciendo: -¡Jamás hemos visto cosa semejante!. Amén.


SANTORAL: Conmemoración de San Gregorio Palamás.- Sínaksis de Todos los Santos de las Cuevas de Kiev y los de Ucrania.- San Procopio el Confesor de Decápolis (ap. 750).- San Gelasio, el actor, de Heliópolis (297).- San Macario, Obispo de Jerusalén (333).- San Esteban, monje de Constantinopla.

El sábado día 10, es la Conmemoración a los Fieles Difuntos, segundo de los 3 sábados de la Gran Cuaresma.

(Sinaxis ó Sínaksis = Reunión de fieles para honrar a una persona santa)


TROPARIOS

Tropario por los Difuntos, tono 8: Con los Santos, reposa, Cristo, las almas de tus siervos, donde no hay enfermedad, ni dolor, ni gemido, sino la vida eterna..

Contaquio de San Procopio. Tono 1: Tú fuiste un avanzado asceta, oh Padre Procopio,/ yendo de fuerza en fuerza./ Venerando el icono de Cristo tú compartiste con la mayoría de los mártires;/ con ellos intercede por los que suplican:/ gloria a Él que te ha dado fuerza; gloria a Él que te ha coronado; gloria a Él que por ti laboraste la curación de todos.

Contaquio de San Serafín. Tono 8: En ti fue seguramente preservada la imagen, porque tomando tu cruz, seguiste a Cristo, y por tus obras nos enseñas a despreciar la carne como pasajera, y a cuidar del alma como inmortal. Por eso, con los ángeles, se regocija tu espíritu, Venerable Staretz Serafín de Sarov.




ESCRITOS CORRESPONDIENTES AL III DOMINGO DE LA GRAN CUARESMA
VENERACIÓN DE LA SANTA CRUZ - LITURGIA DE SAN BASILIO
Domingo 18 Marzo 2012.


Proquímenon: Salva, oh Señor, a tu pueblo y bendice a tu heredad. A ti clamaré, Señor, fortaleza mía; no guardes silencio para mi.


EPÍSTOLA (Hebreos 4:14-5:6): Hermanos: Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos - Jesús, el Hijo de Dios - mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna. Porque todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados; y puede sentir compasión hacia los ignorantes y extraviados, por estar también él envuelto en flaqueza. Y a causa de esa misma flaqueza debe ofrecer por los pecados propios igual que por los del pueblo. Y nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios, lo mismo que Aarón. De igual modo, tampoco Cristo se apropió la gloria del Sumo Sacerdote, sino que la tuvo de quien le dijo: "Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy." Como también dice en otro lugar: "Tú eres sacerdote para siempre a semejanza de Melquisedec" Amén.


¡Aleluya! Acuérdate de tu congregación, que adquiriste desde el principio, ¡Aleluya! Dios es mi Rey ya de antiguo el que obra maravillas en medio de la tierra ¡Aleluya!

EVANGELIO (Marcos 8:34-9:1): Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.” Les decía también: “Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios” Palabra del Señor.


Santoral: Vener. de la Santa Cruz- Mártir Conon de Isauria siglo I). Descubrimiento de las reliquias del príncipe Teodoro de Smolensko y sus hijos. San Teófilo, obispo de Cesarea (200). Virgen mártir Irais de Antioquía (s.III). Mártir Eulogio de Palestina (s. V).


3º DOMINGO DE CUARESMA
Domingo de la veneración a la Santa Cruz

Tropario, tono 6: Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro y los guardias quedaron como muertos. Y María entró al sepulcro buscando tu cuerpo purísimo; Venciste al infierno sin ser tentado por él. Saludaste a la Virgen. Concediste la vida. Tú que resucitaste de entre los muertos, Señor gloria a Ti.

Tropario de la Santa Cruz, tono 1: Salva oh Señor a tu pueblo y bendice a tu heredad; concede a tus fieles la Victoria sobre sus enemigos y protege a los tuyos por tu Santa Cruz.

Kontakio de la Gran Cuaresma, tono 8: “A Ti, oh Madre de Dios, Tus siervos, te cantamos un himno de victoria, oh Invencible defensora. Te damos gracias, oh Salvadora en los peligros. Y como eres invencible, líbranos de toda iniquidad, para que te clamemos: Alégrate, oh tú, esposa no desposada.”

+

Trisagio

(Mientras se procesiona con la Santa Cruz por la nave central de la Iglesia se canta:) Ante tu Cruz nos postramos y tu Santa Resurrección glorificamos, Señor. (3 veces)

(Recitado) Y tu Santa Resurrección glorificamos.

Ante tu Cruz nos postramos ¡oh, Soberano! y tu Santa Resurrección glorificamos.
Gloria al +Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.




ESCRITOS CORRESPONDIENTES AL IV DOMINGO DE LA GRAN CUARESMA (2012)
25 de Marzo (Liturgia de San Basilio)


Proquímenon: Las misericordias del Señor, cada día cantaré


APÓSTOL - Hebreos 6:13-20
HEB 6:13 Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, puesto que no podía jurar por otro mayor, juró por sí mismo diciendo: De cierto te bendeciré con bendición y te multiplicaré en gran manera. Y así Abraham, esperando con suma paciencia, alcanzó la promesa. Porque los hombres juran por el que es mayor que ellos, y para ellos el juramento para confirmación pone fin a todas las controversias. Por esto Dios, queriendo demostrar de modo convincente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento para que, por dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta por delante. Tenemos la esperanza como ancla del alma, segura y firme, y que penetra aun dentro del velo, donde entró Jesús por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Amén.


¡Aleluya! Escucha, oh Señor, mis palabras, considera mi llanto ¡Aleluya! Está atento a la voz de mi clamor, porque a ti oraré, Rey mío y Dios mío ¡Aleluya!

EVANGELIO – Marcos 9:17-31:
MAR 9:17 Le respondió uno de la multitud: --Maestro, traje a ti mi hijo porque tiene un espíritu mudo, y dondequiera que se apodera de él, lo derriba. Echa espumarajos y cruje los dientes, y se va desgastando. Dije a tus discípulos que lo echasen fuera, pero no pudieron. Y respondiendo les dijo: --¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os soportaré? ¡Traédmelo! Se lo trajeron; y cuando el espíritu le vio, de inmediato sacudió al muchacho, quien cayó en tierra y se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó a su padre: --¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Él dijo: --Desde niño. Muchas veces le echa en el fuego o en el agua para matarlo; pero si puedes hacer algo, ¡ten misericordia de nosotros y ayúdanos! Jesús le dijo: --¿"Si puedes..."? ¡Al que cree todo le es posible! Inmediatamente el padre del muchacho clamó diciendo: --¡Creo! ¡Ayuda mi incredulidad! Pero cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo diciéndole: --Espíritu mudo y sordo, yo te mando, ¡sal de él y nunca más entres en él! Entonces, clamando y desgarrándole con violencia, el espíritu salió; y el muchacho quedó como muerto, de modo que muchos decían: --¡Está muerto! Pero Jesús le tomó de la mano y le enderezó, y él se levantó. Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado: --¿Por qué no pudimos echarlo fuera nosotros? Él les dijo: --Este género con nada puede salir, sino con oración. Habiendo salido de allí, caminaban por Galilea. Él no quería que nadie lo supiese, porque iba enseñando a sus discípulos, y les decía: "El Hijo del Hombre ha de ser entregado en manos de hombres, y le matarán. Y una vez muerto, resucitará después de tres días." Amen.


SANTORAL: San Gregorio, papa de Roma (604).- San Simeón el Nuevo Teólogo (1022).- San Teófanes, el Confesor (818).- Conmemoración de San Juan Clímaco.- Ayer, cuarto Sábado de Cuaresma se conmemoró a los fieles difuntos.


TROPARIOS Y CONTAQUIONS

Tropario a varios mártires, Tono 4: Tus mártires, Señor, por sus tribulaciones recibieron de ti la corona de la incorrupción, Dios nuestro, por tu potencia han derrotado a los tiranos y han vencido las afrentas impotentes de los demonios. Por sus intercesiones salva nuestras almas.

Tropario por los Difuntos, tono 8: Acuérdate, Señor bondadoso, de todos tus siervos, y perdónales todos los pecados de su vida, pues fuera de ti no hay ninguno sin pecado, que pueda dar reposo a los difuntos.

Theotoquio: tono 4: Padre de la Luz inefable, con himnos angelicales te honramos y con piedad te engrandecemos.

Contaquio por los Difuntos, tono 8: Con los Santos, reposa, Cristo, las almas de tus siervos, donde no hay enfermedad, ni dolor, ni gemido, sino la vida eterna. Amen.


FALLECIMIENTO DEL PADRE JORGE VILLALOBOS DE LA IGLESIA ORTODOXA HISPÁNICA

(Información enviada por Monseñor Pablo de Itálica el sábado 31 de marzo de 2012)

Queridos padres, hermanos y hermanas de la Iglesia Ortodoxa Hispánica, Diócesis Isidoriana: Nuestro hermano Sergio me acaba de telefonear para darme la triste noticia de que nuestro querido Padre y hermano, Don Jorge Villalobos (de Costa Rica), ha fallecido hoy sábado. Es una pérdida grande para nuestra comunidad pues le apreciábamos en gran manera ya que a través de los años ha sido siempre un fiel servidor de la IOH. El nos ha ayudado mucho y nos ha confeccionado varias páginas webs a través de estos años. La última es la actual: http://www.orientalhispana.comuf.com/ y siempre fue diligente para ponerla al día.

No he tenido noticia directa de su familia todavía, pero a su esposa Matushka Margarita a sus dos hijas, a su hijo y nieto y a sus padres, que le sobreviven, le enviamos nuestro más sentido pésame y os ruego que en la Liturgia de mañana domingo tengamos una memoria especial por el descanso eterno de su alma.

Memoria eterna. Que su memoria sea eterna.

Vuestro en el Señor y su Santísima Madre,

+Pablo Manuel


DIÓCESIS HISPÁNICA ORTODOXA ISIDORIANA - IGLESIA ORTODOXA HISPÁNICA

Inscrita en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia del Reino de España
NOMBRE: IGLESIA ORIENTAL HISPANA (nombre inicial).
TIPO ENTIDAD: ENTIDAD RELIGIOSA
CONFESIÓN: ORTODOXOS
NÚMERO DE INSCRIPCIÓN: 924-SG

+Don Pablo de Itálica


Itálica fue una floreciente ciudad romana cercana a Sevilla, siendo cuna de varios emperadores, entre ellos Teodosio,Trajano y Adriano, y está dentro de la población de Santiponce, cuyo nombre deriva de "pozo santo" pues junto a él reposó el Santo Isidoro de Sevilla en su viaje a Cartagena, desde el cercano Monasterio (hoy llamado) de San Isidoro del Campo. Con motivo de la consagración de Mons. +Pablo Manuel como Obispo para España, Portugal y países latinos, de la Iglesia Metropolitana Autónoma Ortodoxa de Europa Occidental y las Américas (Sínodo de Milán), en febrero de 2007, Su Beatitud Evloghios I, junto con Mons. Juan Clímaco, viajó hasta la capital andaluza para solicitar permiso del Ayuntamiento de Santiponce con el fin de poder utilizar el Título de Itálica en nuestra Diócesis y para que el Obispo Pablo pudiese añadir a su propio nombre el de Itálica. La Junta de Gobierno del Excmo. Ayuntamiento de Santiponce concedió, por unanimidad tal petición, según consta en el Certificado de fecha 1 de Marzo de 2007 con sello y firma de esa Corporación Municipal, hoy en nuestros archivos.

Los obispos de Itálica han sido:

1º San Geroncio (siglo I),
2º Eulalio (589),
3º Sinticio (590),
4º Cambra (592),
5º Eparcio (633-653),
6º Esperaideo (681),
7º Coniuldo (683-693),
- Reconstitución de la Diócesis Ortodoxa - 8

021 - LA VOZ DEL SEÑOR - NÚMEROS DEL 10 AL 13 DE 2012

(Boletines correspondientes al mes de marzo)

Arzobispado de Buenos Aires y toda Argentina
Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquia

Av. Scalabrini Ortiz 1261 C1414DNM Capital Federal

Teléfono: (11) 4776-0208

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Boletín dominical correspondiente al domingo 4 de marzo de 2012
Domingo de la Ortodoxia


Jesús
Simples Miradas hacia el Salvador (8)

El camino y su término

En Jesucristo, el camino y su término se identifican. Apenas entramos en el camino, que es Cristo, ya hemos alcanzado el término. Y cualquiera fuera el problema, si nos aferramos a Jesús, si nos unimos más íntimamente a Él, llegaremos a la solución. (Esto ocurre no solamente en cuanto a grandes cuestiones de orden espiritual, sino también en los problemas más humildes y cotidianos). Eso no dispensa ni de la reflexión, ni de apoyarse en técnicas apropiadas, sino que nuestro pensamiento funcionará, entonces, en la luz de Cristo. He aquí, por ejemplo, un problema concreto que se me plantea: una decisión grave a tomar, una entrevista difícil, una carta a escribir, relaciones personales, tareas de la profesión, etc. ¿Qué debo hacer, Señor?
Hijo mío, en primer lugar, únete a Mí. Luego, ten confianza que en Mí tu problema particular está resuelto. Si verdaderamente Me ves, verás la solución, a través de Mí, como a través de un cristal. Ejerce tu razón, pero en Mi luz, bajo la protección de Mi corazón.
Marta cree que su hermano resucitará el último día (Cf. Jn 11:24), por lo que Jesús le responde: “Soy la resurrección” (Jn 11:25). Esta expresión contiene dos enseñanzas: Primero, la resurrección no es una realidad puramente escatológica, definida para el último futuro, sino que es, de cierta manera, una realidad dada hoy, y existente en nuestro presente. Y segundo, es la persona del Salvador que, desde ahora, es la causa y el poder de la resurrección de los muertos. Y nosotros, por la unión a Cristo, y no por la imaginación o la memoria, nos reunimos, en este mismo momento, con los que hemos amado y que han dejado esta tierra. Esta unión a la persona de Cristo no es posible sino cuando erigimos delante de nosotros, cuando llevamos en nosotros mismos una imagen de Jesús, intensamente real. Pero la palabra “imagen” no significa “imaginación”. No es una imagen mental (pese a que, al inicio, eso pueda ser útil), sino que es una cierta visión interna, a rasgos distintos. Eso no se puede describir desde afuera.
Pedro camina sobre las aguas (Cf. Mt 14:25-31). Él puede caminar sobre las olas del lago, tanto cuanto mira a Jesús, tanto cuanto se dirige hacia Él. Pero, cuando mira a su alrededor, cuando observa que el viento es fuerte, el miedo se apodera de él, comienza a hundirse. Por ello, Jesús debe extenderle la mano para atraparlo. Si Pedro no hubiera prestado atención a las olas y al viento, y si hubiera concentrado su mirada sólo sobre el Señor, no se habría encontrado en peligro, y su fe no habría sido sacudida. Ahí también se encuentra la razón de mis caídas. Si hubiera sido capaz de mirar sólo a Jesús, si no me hubiera dejado ir a considerar el peligro o la tentación, y a comenzar con ellos una forma de diálogo, podría caminar sobre las aguas. Todas mis fallas tienen como origen un debilitamiento o una desaparición de la imagen de Jesús. Pero, ¿cómo erigir ante mí una imagen de Jesús bastante fuerte para que sobrepase el miedo del peligro o la atracción del pecado? Una imagen tal no es la obra de un minuto o de un día; es la obra de meses, de años, de toda una vida. Y una imagen deprisa, superficial, de Jesús es como una huella sobre las aguas, desvanece a la primera brisa, ante el primer choque. Debo formar, lentamente, y en profundidad, esta imagen de Jesús; o más bien, debo ser bastante maleable, y mantenerme así, para que Jesús grabe Su rostro sobre mi corazón.
La belleza del rostro del Salvador no sólo atrae, sino que actúa y transforma. Si nuestra mirada interior es asidua, entonces la belleza de Jesús nos penetra, en proporción a esta asiduidad.
Señor, muéstrame Tu rostro; y todas mis dificultades se fundirán, pues, como la nieve en el sol. Contemplando Tu rostro, seremos absorbidos en Tu luz, elevados de claridad en claridad y cambiados en Tu imagen.

Padre Lev Gillet


Tropario de la Resurrección (Tono 5): Al coeterno con el Padre y el Espíritu, al nacido de la Virgen para nuestra salvación, alabemos, oh fieles, y prosternémonos. Porque se complació en ser elevado en el cuerpo sobre la cruz, y soportar la muerte, y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.

Tropario del Domingo de la Ortodoxia (Tono 2): Nos prosternamos ante Tu pu¬rísima imagen, oh Bueno, suplicándote el perdón de nuestros pecados, oh Cristo Dios. Porque, por Tu propia voluntad, aceptaste ascender, por el cuerpo, a la Cruz para salvar, de la esclavitud del enemigo, a los que Tú formaste. Por lo tanto, con agra¬decimiento, Te exclamamos: “Nos has llenando a todos de alegría, oh Salvador; porque Tú has venido para salvar al mundo”.

Kontakion (Tono 8): Yo soy Tu siervo ¡oh Madre de Dios! Te canto un himno de triunfo; ¡Combatiente Defensora! Te doy Gracias, ¡Liberadora de los pesares! Y como posees un poder invencible, líbrame de todas las desventuras, para que pueda exclamar: ¡Salve! ¡Oh Novia sin novio!”


Carta a los Hebreos (11:24-26, 32-40): Hermanos, por la fe, Moisés, siendo ya grande, renunció a ser llamado hijo de la hija del Faraón, El prefirió compartir los sufrimientos del Pueblo de Dios, antes que gozar los placeres efímeros del pecado: consideraba que compartir el oprobio del Mesías era una riqueza superior a los tesoros de Egipto, porque tenía puestos los ojos en la verdadera recompensa. ¿Y qué más puedo decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los Profetas. Ellos, gracias a la fe, conquistaron reinos, administraron justicia, alcanzaron el cumplimiento de las promesas, cerraron las fauces de los leones, extinguieron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada. Su debilidad se convirtió en vigor: fueron fuertes en la lucha y rechazaron los ataques de los extranjeros. Hubo mujeres que recobraron con vida a sus muertos. Unos se dejaron torturar, renunciando a ser liberados, para obtener una mejor resurrección. Otros sufrieron injurias y golpes, cadenas y cárceles. Fueron apedreados, destrozados, muertos por la espada. Anduvieron errantes, cubiertos con pieles de ovejas y de cabras, desprovistos de todo, oprimidos y maltratados. Ya que el mundo no era digno de ellos, tuvieron que vagar por desiertos y montañas, refugiándose en cuevas y cavernas. Pero, aunque su fe los hizo merecedores de un testimonio tan valioso, ninguno de ellos entró en posesión de la promesa. Porque Dios nos tenía reservado algo mejor, y no quiso que ellos llegaran a la perfección sin nosotros.


Santo Evangelio según San Juan (1:43-51): En aquél tiempo, Jesús determinó encaminarse a Galilea, y en el camino encontró a Felipe y le dijo: “Sígueme.” Era Felipe de Betsaida, patria de Andrés y Pedro. Felipe halló a Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a Aquel de quien escribió Moisés en la Ley y anunciaron los profetas: Jesús, el hijo de José, el de Nazaret.” Le respondió Natanael: “¿De Nazaret puede salir algo bue¬no?” Le respondió Felipe: “Ven y verás.” Vio Jesús venir hacia Sí a Natanael, y dijo de él: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.” Le dijo Natanael: “¿De dónde me conoces?” Le respondió Je¬sús: “Antes de que Fe¬lipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.” Al oír esto Natanael, Le dijo: “Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Is¬rael.” Le replicó Jesús: “¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, Crees? Cosas mayores que éstas verás.” Y le añadió: “En verdad, en verdad os digo: Verán abierto el cielo y a los Ángeles de Dios subir y bajar sirviendo al Hijo del Hombre.”


¿A quién conmemoramos hoy?
A San Gerásimo del Jordán

San Gerásimo era originario de Licia (Asia Menor) y desde sus primeros años se distinguió por su piedad. Después de recibir la tonsura monástica, se retiró al desierto de Tebaida (en Egipto). A partir de entonces, alrededor del año 450, el monje llegó a Palestina y se asentó a orillas del Río Jordán, donde fundó un monasterio. Allí San Gerásimo estableció una regla monástica estricta. Pasaba cinco días de la semana en la soledad, ocupándose el mismo en artesanías y en la oración. Los sábados y los domingos todos se reunían en el Monasterio para participar de la Divina Liturgia y comulgar los sagrados misterios de Cristo. Por la tarde, teniendo un suministro de pan y de agua y una brazada de ramas de palma para tejer cestas, los habitantes del desierto regresaban a sus propias celdas.
San Gerásimo alcanzó un alto nivel en la ascesis. Durante la Gran Cuaresma no comía nada hasta el mismo día de la Resurrección de Cristo, cuando recibía los Santos Misterios. El santo murió en paz, de luto por sus hermanos y discípulos. Antes de su muerte, un león había ayudado a Gerásimo en sus tareas, y después de la muerte del anciano el león murió en su tumba y fue enterrado allí cerca. Es por eso que un león siempre se representa en los iconos del santo a sus pies.


Carta dirigida a los jóvenes que participaron del Encuentro Arquidiocesano de la Unión de Juventud Ortodoxa en Termas de Río Hondo del 25 al 29 de enero de 2012.

Muy esperanzadora y fructífera fue la experiencia con los jóvenes universitarios y trabajadores en Termas de Río Hondo, en el marco del encuentro arquidiocesano de la juventud de nuestra Iglesia, durante los días del 25 al 29 de enero pasado. Los jóvenes vinieron con muchas ganas, gracias al testimonio de terceros sobre estos encuentros o a su propia experiencia en estos. Lo más importante es que ellos acompañaron estas ganas con una expresa necesidad, que solían formular como “sus expectativas del encuentro”, la de una comunión genuina con Dios y con sus hermanos.
No cabe duda que el lema del encuentro - “Yo estoy a la puerta y llamo” (Apoc 3:20) - ayudó a que los jóvenes prestaran más atención a sus corazones. Todos ellos, al unísono, expresaron su alegría por haber trazado un camino espiritual a lo largo del encuentro. Para cada uno, fue un reencuentro consigo mismos, con sus hermanos y con el Señor. Creo que el encuentro fue para ellos una especie de trampolín que les permitió saltar por encima del ritmo de la vida y de la rutina que relegan al descuido y, luego, al olvido de la apertura tan preciosa de sus corazones.
Era agradable ver cómo el amor de Dios encontraba corazones sedientos para vivir una comunión verdadera, auténtica y genuina. “Yo estoy a la puerta y llamo” expresa justamente esta actitud de Dios y Su espera para que el hombre tenga una actitud análoga, la de prestarle atención, escuchar Su llamado, responderle y abrirle la puerta. En eso, ayudó la atmósfera y el clima de confianza que se armó y que prevaleció durante el encuentro, además de una actitud personal que los jóvenes manifestaron: su valentía. Muchos de ellos, al enfrentar muchas circunstancias difíciles en su vida, mostraron una gran valentía y, pese a su falta de un mejor conocimiento de su fe, han respondido con un “acto de fe”: optaron por seguir el camino de Dios y disponerse en ese camino en las manos de Dios.
En esta perspectiva, las reflexiones sobre temas bíblicos fueron determinantes para ellos a fin de poder pulir su experiencia personal. A través de las figuras bíblicas que analizaron, tal como las de Abraham, Moisés, Samuel, David o de la mujer Samaritana, vieron su vida como en un espejo, y empezaron a prestarle más atención a la acción de Dios en la vida de cada uno, dándose cuenta de Su llamado, confiando en abrirle el corazón, creer en la fidelidad de Dios a Su palabra y en el cumplimiento de Sus promesas. ¡Un verdadero encuentro con la Palabra y redescubrimiento de la Biblia! En todos, nacieron deseos y compromisos de no faltar más a esta escucha, no perder otra vez el llamado, y conservar esta preciosa experiencia para siempre. ¿Acaso tal testimonio no da gusto para leer la Biblia a diario?
¡Qué lindo dejar que la luz de la Palabra de Dios ilumine nuestro ser y nuestro día! Recibíamos todos los días, en el momento de la comida, versículos bíblicos que se repartían a cada uno. Seguramente, la intención fue que el alma se nutriera mientras comíamos. Aquí algunos versículos que me tocaron recibir: “Tan pronto como llamo al Señor, me responde desde su monte santo” (Sal 3:5); “Dios mío, desde la aurora te busco. Mi alma tiene sed de ti” (Sal 63:2); “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada en la cima de un monte que no se puede ocultar” (Mt 5:14); “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Jn 15:13); “Busquen primero el Reino y la Justicia de Dios, y lo demás vendrá por añadidura” (Mt 6:33). Los recibía como el aire fresco que sopla en un tiempo de verano caluroso.
Toda nuestra vivencia fue coronada por la celebración de la Divina Liturgia. Fue una vivencia particularmente sentida para los jóvenes. Al finalizarla, sacamos una foto souvenir, todos parados alrededor del altar improvisado, sobre el cual reposaba el libro del Evangelio. Era una foto que, desde muy lejos, se asemejaba al ícono del Juicio Final, que tendrá lugar al final de la historia, cuando toda la humanidad se encontrará congregada delante del trono de Dios, y en el epicentro, el libro del Evangelio puesto sobre la mesa. Ojala la alegría que la foto reflejaba nos acompañe también en aquel temible día, en el que seremos testigos de la veracidad de la Palabra de Dios, cosecharemos lo sembrado en nuestra vida acorde al Evangelio, y viviremos el cumplimiento de la promesa de Dios.
Para todos nosotros, el encuentro fue memorable para la vida. En esto, destaco el acto de fe y la valentía que nuestros anfitriones han tenido, los jóvenes santiagueños, quienes por primera vez se hicieron cargo de tal responsabilidad: ni la lejanía del lugar, ni la escasez de recursos, ni la falta de experiencia o la enfermedad les impidieron brindar lo mejor - incluyendo sus corazones y sus sonrisas - a sus hermanos, y que los recibieran con una calidez sin igual. También, destacable es la actitud de los que por primera vez participaron. A estos se suman los que ya vienen participando año tras año. Ambos supieron crear una atmósfera y un espacio de intercambio, de servicio, de fraternidad y de amor.
Es cierto que nadie quiere perder lo que ha descubierto y adquirido durante estos días. Para cada uno, el llamado del Señor “Yo estoy a la puerta y llamo” tiene su respuesta: “¡Ven Señor Jesús!” (Apoc 22:20), expresión con la que los cristianos del primer siglo manifestaban su anhelo de ver al Señor volver pronto. Así, para nosotros, y hasta que vuelva el Señor en gloria por segunda vez, el tiempo después de nuestro regreso del encuentro a nuestras parroquias es tiempo para vigilar la perla encontrada y preciosamente guardada. A los que creen que vigilarla es difícil o parece ser un yugo pesado en el mundo, les basta recordar esta palabra del Señor: “Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas” (Mt 11:28-29), o aquella otra palabra que dijo a Sus discípulos antes de la Pasión: “Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo” (Jn 11:33), o en fin, Su última promesa antes de subir al cielo: “¡He aquí! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28:20). Amén.

+ Metropolita Siluan


Encuentro Nacional de Jóvenes Ortodoxos
Termas de Río Hondo 2012

Del 25 al 29 de enero y del 31 de enero al 4 de febrero pasados se llevaron a cabo en la ciudad de Termas de Río Hondo, provincia de Santiago del Estero, dos encuentros juveniles que contaron con la presencia de unos 110 jóvenes de todo el país. El primer encuentro estuvo dirigido a jóvenes mayores de 21 años, quienes compartieron cuatro días de oración y de aprendizaje bajo el lema “Yo estoy a la puerta y llamo”. Para dicho Encuentro participaron además de Monseñor Siluan, el Arcipreste Víctor Villafañe, Padre Gregorio Makantassis (Párroco de la comunidad en Santiago), Padre Antonio El Bitar de Córdoba y Diácono Gabriel Coronel de la Catedral San Jorge. El segundo encuentro se desarrolló en un clima de hermandad juvenil en donde los casi 70 jóvenes de todo el país meditaron bajo el lema “En el camino de Emaús”. De este encuentro participaron Monseñor Siluan, Padre Víctor Villafañe, Padre Gregorio Makantassis, Padre Alejandro Saba de Rosario, Padre Antonio El Bitar, y Diácono Gabriel Coronel quienes compartieron sus experiencias y enseñanzas a la juventud del país.
Ambos Encuentros finalizaron con la Divina Liturgia acompañados por las familias que pusieron a disposición de la Iglesia los hoteles y las instalaciones para la realización de los encuentros. El Arq. Miguel Mukdise, Intendente de la ciudad y miembro de nuestra Iglesia, acompañado por su señora esposa, nos dio la bienvenida a Termas y nos acompañó en este momento especial del Encuentro en el que Monseñor y los jóvenes agradecieron su hospitalidad.
Lo vivido en Termas merece un grato reconocimiento a toda la comunidad de dicha ciudad, a su Párroco Padre Gregorio Makantassis y a todos los jóvenes que trabajaron todo un año para recibir a las juventudes del país.
Ambos encuentros fueron momentos de renovar nuestras esperanzas y de motivarnos mutuamente para trabajar este año por toda la juventud de nuestra Iglesia. El próximo destino: Rosario 2013.




Boletín dominical correspondiente al domingo 11 de marzo de 2012
Domingo de San Gregorio Palamás


Jesús
Simples Miradas hacia el Salvador (9)

Ver a Jesús solo

Los discípulos no ven más que a “Jesús solo” (Mt 17:8), cuando bajaron del Monte de la Transfiguración. El sentido inmediato de la frase es que ellos no ven más a Moisés, a Elías y la gloria divina; y que reencuentran a Jesús bajo su apariencia cotidiana. Podemos agregar a este sentido uno más, que el alma, deslumbrada por la luz de Jesús, ve esta misma luz sobre todos los seres. Y a través de los hombres y de las cosas, ella ve a “Jesús solo”.
Hay distinción en el llamado que Jesús dirige a las almas. Eso es bien claro, en el llamado de Jesús a los primeros discípulos. En ello, se encuentra un elemento profundamente personal. Jesús ve a Simón, y en seguida, le dice que será Cefas (Cf. Jn 1:42), la roca (Cf. Mt 16:18). Y ve a Natanael, y le dice: “he aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño” (Jn 1:47). (Jacob, después de haber utilizado el engaño, volvió a ser el sincero Israel). En el caso de Natanael, el estado actual del alma del recién llegado ofrece un tema a la bienvenida dada por el Maestro. En el caso de Simón - y es el más frecuente - el maestro prevé cuál será el crecimiento espiritual del discípulo; es acoger lo que el discípulo será, más que lo que es; Él traza ya el bosquejo de un ministerio futuro (Cf. Mt 16:19).
Jesús dice a Natanael: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi” (Jn 1:48). No sabemos a qué episodio hacía alusión Jesús. ¿Acaso Natanael se había retirado debajo de la higuera, en un momento de oración o de meditación, o de tentación y de lucha interna; o quizás en un estado de pecado y de arrepentimiento? Lo que es cierto, es que la sombra de la higuera marca un momento decisivo en la vida de Natanael. Jesús, en ese momento de decisión, estaba invisiblemente presente, tal como está presente en el debate al que nos entregamos cada uno de nosotros, debajo de nuestra higuera. (Debajo de otra higuera, cuatro siglos más tarde, Agustín escuchará una voz diciéndole: “Tolle, lege”, “Toma y lee”. Este llamado decidirá su conversión. Hay higueras estériles que Jesús maldice, cuando, por sus hojas, ilusionan (Cf. Mt 21:19). Hay higueras excepcionalmente fértiles, que Jesús bendice; Natanael y Agustín son sus frutos). El llamado de Jesús - sea dirigido a Natanael o a cada uno de nosotros - tiene raíces secretas y profundas en lo que nuestra vida tiene como más íntimo. “Cuando estabas debajo de la higuera…”.
La frase de Pedro, “Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador” (Lc 5:8), es tan esencial para nuestras relaciones con Jesús como aquella otra frase del Apóstol: “Mándame que vaya a Ti sobre las aguas” (Mt 14:28). La expresión de humildad, y la expresión de confianza, deberían ser pronunciadas simultáneamente. Pero, en nuestra condición de hombres pecadores y justificados, condenados y salvados, hay lugar tanto para una expresión como para la otra, alternándose entre ellas.
Jesús dice a los dos primeros discípulos, quienes Le preguntaron dónde moraba: “Vengan y verán” (Jn 1:39). Y Felipe dice a Natanael, cuando quiere que se acerque al Maestro: “Ven y ve” (Jn 1:46). Estos dos momentos son necesarios para llegar a Jesús. Hacemos nuestro esfuerzo personal, primero, y luego viene la visión que corona este esfuerzo. Pero nuestro esfuerzo inicial es, por sí, una gracia, y un don que emana del Salvador.
Hay también momentos de gran desamparo, donde nosotros gritamos a Jesús, tal como los judíos cerca de la tumba de Lázaro: “Señor, ven y ve” (Jn 11:34). Nuestro acto de fe responde, pues, a la invitación primera de Jesús, usando las mismas palabras.

Padre Lev Gillet


Tropario de la Resurrección (Tono 6): Los poderes celestiales aparecieron sobre tu Sepulcro; los guardias quedaron como muertos; María se plantó en el Sepulcro buscando tu Cuerpo purísimo: sometiste al Hades sin ser tentado por él; y encontraste a la Virgen otorgándole la vida. ¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!

Tropario de San Gregorio Palamás (Tono 8): ¡Oh Astro de la Ortodoxia, fir¬meza de la Iglesia y su maestro; hermo¬sura de los ascetas y su adorno, el irrefutable campeón de los teólogos, Gregorio el mila¬groso, orgu¬llo de Tesalónica y predicador de la Gracia! Intercede, sin cesar, por la salvación de nuestras almas.

Kontakion (Tono 8): Yo soy Tu siervo ¡oh Madre de Dios! Te canto un himno de triunfo; ¡Combatiente Defensora! Te doy Gracias, ¡Liberadora de los pesares! Y como posees un poder invencible, líbrame de todas las desventuras, para que pueda exclamar: ¡Salve! ¡Oh Novia sin novio!”

Carta a los Hebreos (1:10-2:3): Hermanos, también Dios -al Hijo- Le dice: “Tú, Señor, al principio fundaste la tierra, y el cielo es obra de tus manos. Ellos desaparecerán, pero tú permaneces. Todos se gastarán como un vestido y los enrollarás como un manto: serán como un vestido que se cambia. Pero tú eres siempre el mismo, y tus años no tendrán fin”. ¿Y a cuál de los ángeles dijo jamás: “Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”? ¿Acaso no son todos ellos espíritus al servicio de Dios, enviados en ayuda de los que van a heredar la salvación? Por eso, nosotros debemos prestar más atención a lo que hemos escuchado, no sea que marchemos a la deriva. Porque si la Palabra promulgada por medio de los ángeles tuvo plena vigencia, a tal punto que toda transgresión y desobediencia recibió su justa retribución, ¿cómo nos libraremos nosotros, si rehusamos semejante salvación? Esta salvación, anunciada en primer lugar por el Señor, nos fue luego confirmada por todos aquellos que la habían oído anunciar.

Santo Evangelio según San Marcos (2:1-12): En aquel tiempo, Jesús Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo, había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tan¬tos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y Él les anunciaba la Palabra. Y Le vinieron a traer a un pa¬ralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo en¬cima de donde Él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descol¬garon la camilla donde yacía el para¬lítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: “Hijo, tus pe¬cados te son perdona¬dos”. Estaban allí sentados algunos escri¬bas que pensa¬ban en sus cora¬zones: “¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?”. Pero al instante, cono¬ciendo Jesús en Su Espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dijo: “¿Por qué piensan así en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus peca¬dos te son perdo¬nados’, o decir: ‘Le¬vántate, toma tu camilla y anda’? Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene en la tie¬rra poder de perdonar pecados --dice al paralítico--: ‘A ti te digo, le¬vántate, toma tu camilla y vete a tu casa’.” Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que to¬dos quedaban asombrados y glorificaban a Dios diciendo: “Jamás vi¬mos cosa parecida.”


¿A quién conmemoramos hoy?
A San Sofronio Patriarca de Jerusalén

San Sofronio, Patriarca de Jerusalén, nació en Damasco, cerca del año 560. Desde su juventud se distinguió por su piedad y su amor por los estudios clásicos. Él era especialmente hábil en la filosofía, y así se le conocía en aquel tiempo como Sofronio “el Sabio”. El futuro jerarca, sin embargo, buscó la verdadera filosofía de la vida monástica, y las conversaciones con los habitantes del desierto. Llegó a Jerusalén al monasterio de San Teodosio, y allí se convirtió en estrecho colaborador del hieromonje Juan Mosco, convirtiéndose en su hijo espiritual y sometiéndose a él en obediencia. Ambos visitaron varios monasterios, escribiendo la vida y la sabiduría espiritual de los ascetas que habían conocido. A partir de estas notas surgió su famoso libro, el “Leimonarion” o el “prado espiritual”, que fue muy estimado en el Séptimo Concilio Ecuménico.
Para ponerse a salvo de las incursiones devastadoras de los persas, san Juan y Sofronio dejaron Palestina y se fueron a Antioquía, y de allí viajaron a Egipto. En Egipto, san Sofronio se enfermó de gravedad. Durante este tiempo, decidió convertirse en monje y fue tonsurado por San Juan Mosco. Sin embargo, San Sofronio recuperó su salud, y ambos decidieron permanecer en Alejandría. Allí fueron recibidos por el Santo Patriarca Juan el Misericordioso (que conmemoramos el 12 de noviembre), a quien ayudaron en la lucha contra la herejía monofisita. En Alejandría San Sofronio enfermó de la vista, y se volvió en oración y fe a los santos Ciro y Juan (31 de enero), y recibió la sanidad en una iglesia que llevaba sus nombres. En agradecimiento, San Sofronio escribió entonces la vida de estos santos.
Cuando los bárbaros comenzaron a amenazar Alejandría, el patriarca Juan, acompañado de los Santos Sofronio y Juan Mosco, se dirigió a Constantinopla, pero murió en el camino. Juan Mosco y Sofronio continuaron el camino y se dirigieron a Roma con otros dieciocho monjes. San Juan Mosco murió en Roma. Su cuerpo fue llevado a Jerusalén por San Sofronio y enterrado en el monasterio de San Teodosio.
En el año 628, el patriarca de Jerusalén, Zacarías (609-633) regresó de su cautiverio en Persia. Después de su muerte, el trono patriarcal fue ocupado durante dos años por San Modesto (18 de diciembre). Después de la muerte de este, San Sofronio fue elegido Patriarca. Allí trabajó mucho por el bienestar de la Iglesia de Jerusalén (634-644).
Hacia el final de su vida, San Sofronio y su rebaño vivieron un asedio por los musulmanes de dos años de Jerusalén. Cansados por el hambre, los cristianos, finalmente accedieron a abrir las puertas de la ciudad, con la condición de que el enemigo perdonara los lugares santos. Pero esta condición no se cumplió, y San Sofronio murió en el dolor por la profanación de los lugares santos cristianos.
Obras escritas por el Patriarca Sofronio han llegado hasta nosotros en el área de la dogmática, y también la “Explicación de la Liturgia”, “la Vida de Santa María de Egipto” (1 de abril), y también cerca de 950 troparios y estijos de Pascua hasta la Ascensión.
Cuando todavía era un monje, San Sofronio revisó e hizo algunas correcciones en la Regla del monasterio de San Sabas. El santo escribió las tres Odas que se cantan antes de iniciar la Gran Cuaresma y por eso llamamos a los domingos antes de Cuaresma el tiempo del “Triodion”.


Carta dirigida a los jóvenes que participaron del Encuentro Arquidiocesano de la Unión de Juventud Ortodoxa en Termas de Río Hondo del 31 de enero al 3 de febrero de 2012.

En el quinto año consecutivo de la realización del encuentro arquidiocesano de la juventud de nuestra Iglesia, me dieron una linda sorpresa los adolescentes que participaron del encuentro realizado en Termas de Río Hondo los días 31 de enero al 3 de febrero pasado. Me sorprendieron por su aptitud en construir lazos de hermandad entre ellos y por la sinceridad en revisar sus actitudes y accionar, a la luz de la realidad de la fe y de la vida en la Iglesia que los congrega y los une. Se han destacado por su conducta, disciplina, espíritu de integración y respeto entre ellos y para con los responsables. Revelar este aspecto desde el inicio permite tener una mejor apreciación de la atmósfera que prevaleció en el encuentro, y de la valiosa y buena predisposición que estos jóvenes demostraron durante los pocos días de convivencia que compartieron.
Todo y todos contribuyeron a crear un clima de confianza y de integración, y facilitaron el buen provecho de los temas desarrollados, los talleres y las actividades realizados. Quisiera hacer una especial referencia a un juego improvisado, el cual luego se llamó “Virtud 2012”, que me permitió conocer mejor los corazones de estos jóvenes. El juego, separado en dos momentos, era simple. Consistió en ofrecer y recibir una virtud en una reunión íntima entre jóvenes de una misma parroquia. Primero, cada uno eligió a una persona del grupo y le “regaló” una virtud, la que creía conveniente, a fin de que éste último se esfuerce para adquirirla durante este año. Luego, cada uno expresó si aceptaba o no recibir el regalo y explicar el porqué. ¡Qué lindo ver la mirada y escuchar la expresión que han tenido entre estos adolescentes mientras jugaban a la virtud! El juego funcionó como un verdadero espejo, en el que cada uno recibía una “evaluación” de su accionar y de su carácter a través de la mirada que su hermano le ofrecía, mirada expresada con las mejores intenciones y en una atmósfera de amor y de sincerarse con los demás. Todos ofrecieron su “regalo” a su hermano, y cada uno recibió benévolamente el regalo del otro. Todos aceptaron la virtud asignada para adquirir durante este año.
Además de ayudar a hacer una revisión personal, este juego dio a entender a los adolescentes cuán importante es comprometerse en realizar cambios y mejoras en algún aspecto de sus actitudes y accionar a través de la adquisición de una virtud, cuán provechoso es afrontar juntos las dificultades y tratar de evaluar el progreso de vez en cuando. Fue una manera positiva para hacer una revisión personal y grupal, una forma creativa para sincerarse dentro de un grupo, y un momento apropiado para decidir mejoras, realizar cambios y asumir compromisos serios al respecto.
No cabe duda que, en todo lo que este juego ocasionó, estos jóvenes mostraron ser permeables a la esencia del Evangelio, del amor y de la verdad, y en base a ello, encarar y forjar mejor su personalidad y sus relaciones, dejando de lado la auto-justificación y la soberbia, superando los malos entendimientos pasados, y renovando su propia mirada hacia sí mismos y hacia sus hermanos.
Si la verdad y el amor son la base de nuestro conocimiento y nuestras relaciones, cabe precisar, tal como se dieron cuenta los jóvenes, que la revisión de uno mismo y el compromiso darán frutos si se articulan con el ejercicio del perdón y de la oración. ¡Cuántas veces hemos fallado en los compromisos tomados! ¿Acaso eso no ocasionó molestias, resentimientos, cargas, etc., entre los integrantes de nuestro grupo? ¡Cuántas veces nuestro carácter “salvaje” y nuestras actitudes inapropiadas influyeron mal sobre la vida grupal o comunitaria! Por ello, el sincerarse con los demás que estos jóvenes experimentaron necesita estar acompañado por el ejercicio del perdón y de la oración: saber pedir perdón cuando se olviden del compromiso tomado, saber perdonar a quien haya fallado, y saber orar por aquel que necesita iluminación, coraje, valentía y perseverancia en el camino de mejora y de cambio que anhela realizar.
Sí, ese fue un momento de liberación particular para los jóvenes. Hubo otros momentos todavía más importantes. Muchos que se caracterizaban por ser tímidos, y otros que la vergüenza les impedía tomar la iniciativa han tenido un avance significativo a lo largo de estos días. ¡Se soltaron! ¡Qué mayor satisfacción para ellos y para nosotros!
Así, el lema del encuentro, el de los dos discípulos de camino a Emaús (Cf. Lc 24:13-35), se convirtió en una realidad concreta para estos jóvenes. Al haber descargado todo, y al renovar el gozo de caminar juntos, se dejaron acercar por la luz que proviene del conocimiento de Dios y de la relación con el Señor. Si bien nadie quería volver a casa, ahora vuelven a su propia Jerusalén, su parroquia, para compartir la alegría de la resurrección de su propia vida y concretar los compromisos que han tomado. Cada grupo juvenil está mirando a otro para poder aprender de él e imitar sus habilidades. ¡Cuántas veces hemos caído en el desaliento al comparar lo que nos hace falta con lo que otros grupos tienen! Sin embargo, para un discípulo de Cristo, de alma generosa y bien dispuesta, la privación no es un motivo de desaliento. El evangelio nos invita a brindar lo que queremos que nos brinden. La privación, o mejor nuestra carencia, será motivo para tomar la iniciativa, aprender, tener paciencia, y seguir el camino con fe y esperanza.
En conclusión, doy gracias a Dios por todo lo compartido con estos jóvenes. La realización de estos encuentros se vuelve, cada vez más, un espacio vital para el aprendizaje de la vida en común, para el conocimiento y el progreso en la fe, para crecer y cambiar, en el camino de la plenitud verdadera que les deseamos.

+ Metropolita Siluan


Nuevo curso de SOFIA
Los Santos Padres de la Iglesia
Desde los orígenes hasta el Concilio de Nicea

A partir del próximo jueves 15 de marzo comenzamos un nuevo curso en SOFIA. En este caso queremos profundizar la lectura de la vida y la obra de los Santos Padres que lucharon por la Iglesia desde la muerte del último Apóstol hasta la convocatoria al primer Concilio Ecuménico en la ciudad de Nicea.
Te invitamos a que juntos podamos leer la obra que nos han heredado, que podamos analizar los tiempos que les tocaron vivir (tiempos de persecuciones y de mártires), los distintos problemas a los que tuvieron que enfrentarse, el primer surgimiento de herejías en el seno de la comunidad cristiana y muchos otros temas más. Para inscribirte envíanos un email a arzobispado@acoantioquena.com. El jueves 15 de marzo a las 20:30 hs (Argentina y Chile) ó 18:30 hs (México y Honduras) estaremos dando inicio a un nuevo curso del Seminario Ortodoxo de Formación para Iberoamérica.




Boletín dominical correspondiente al domingo 18 de marzo de 2012
Domingo de la Adoración de la Santa Cruz

Jesús
Simples Miradas hacia el Salvador (10)

Jesús se maravilla

El Evangelio nos cuenta que Jesús quedó maravillado sólo en dos oportunidades. En estos dos casos, se trataba de la fe. En efecto, el primer episodio tiene lugar en Nazaret, cuando Jesús vuelve allí. Él enseñaba en la sinagoga, pero no lo recibieron ni a Él, ni Su mensaje. Es por eso que no pudo hacer allí ningún gran milagro, “y estaba maravillado por la incredulidad de ellos” (Mc 6:6). El segundo episodio tiene lugar en Capernaúm (Cf. Mt 8:5-10), cuando el centurión romano implora la curación de su servidor paralítico; Jesús le dice: “Yo iré y lo sanaré”. Pero el centurión replica: “Señor, no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; solamente di la palabra…”. Jesús, al haber escuchado al centurión, “se maravilló”; sanó al servidor a distancia; y declaró que, aún en Israel, no había encontrado una fe tan grande.
Comparando estos dos episodios encontramos algo que nos maravilla. La gente de Nazaret, israelitas, tienen la ley, los profetas y una creencia ritual correctos. Y el centurión, un extranjero con respecto al pueblo de la alianza (puede ser, como máximo, un proselito). Sin embargo, Jesús se maravilla de la incredulidad en Nazaret, y se maravilla de la fe del centurión. Porque la rectitud de la fe de Nazaret no es la fe viva que salva. Si tal fe les hubiera animado, los hombres de Nazaret habrían abierto sus corazones a Jesús. Quedaron encerrados en una creencia correcta, pero estéril. Por ello, sus corazones permanecen cerrados. Ignoramos lo que podía ser, exactamente, la creencia del centurión; pese a que no sabía sobre Jesús lo que nos ha sido dado a conocer; sin embargo, él se abre a Jesús; presiente en Él un Salvador y un Señor. Su fe está compuesta de confianza y de obediencia (no de sentimentalismo). Ella es un ímpetu de todo el ser. Él no duda que Jesús podrá y querrá sanar al servidor enfermo. Cuelga su vida, en cierta forma, de la palabra de Jesús: “Solamente di la palabra…”. ¡Qué espera humilde y ferviente! Sabemos ahora lo que Jesús llama “incredulidad”; y sabemos lo que Él llama la fe, “…una fe tan grande”.
Jesús ve lo que está en nosotros. ¿Acaso encontrará en nosotros la fe del centurión, o la incredulidad de Nazaret? ¿De qué se maravillará Jesús: de nuestra fe, o de nuestra incredulidad?
“Señor, creo, ayuda mi incredulidad” (Mc 9:24). ¿Acaso esta antítesis, este grito paradójico que el padre de un niño poseído echó a Jesús, no es la frase que conviene a mi propia situación?
Creer en Jesucristo: pero ¿por qué? Es tarea de cada uno de nosotros darse cuenta de sus razones de creer; pues los caminos que llevan a Cristo son tan diversos como los hombres.
Señor, en cuanto a lo que a mí concierne, y en nombre de los que creen en Ti, por Ti mismo, creo en Ti, porque, con la ayuda de Tu gracia, ninguna imagen puede reemplazar o borrar en mí Tu imagen; y porque ninguna palabra puede, tanto como la Tuya, penetrar hasta lo más profundo de mi corazón. Creo en Ti, porque Tú me has dado a conocer la belleza de Tu rostro. Creo en Ti, porque -para reiterar la frase del oficial enviado para detenerte- “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!” (Jn 7:46). Y creo en Ti, porque para mí, todo es vano, sin Ti.

Padre Lev Gillet


Tropario de la Resurrección (Tono 7): Destruiste la muerte con tu Cruz y abriste al ladrón el Paraíso; a las Miróforas los lamentos trocaste, y a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste, oh Cristo Dios, otorgando al mundo la gran misericordia.

Tropario de la Santa Cruz (Tono 1): Salva, oh Señor, a Tu pueblo y ben¬dice Tu here¬dad, concede a los fieles la vic¬to¬ria sobre el enemigo y a los tuyos guarda por el poder de Tu Cruz.

Kontakion (Tono 8): Yo soy Tu siervo ¡oh Madre de Dios! Te canto un himno de triunfo; ¡Combatiente Defensora! Te doy Gracias, ¡Liberadora de los pesares! Y como posees un poder invencible, líbrame de todas las desventuras, para que pueda exclamar: ¡Salve! ¡Oh Novia sin novio!”

Carta a los Hebreos (4:14-5:6): Hermanos, ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno. Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir en favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin de ofrecer dones y sacrificios por los pecados. El puede mostrarse indulgente con los que pecan por ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está sujeto a la debilidad humana. Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino también por los propios pecados. Y nadie se arroga esta dignidad, si no es llamado por Dios como lo fue Aarón. Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo: “Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy”.Como también dice en otro lugar: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”.

Santo Evangelio según San Marcos (8:34-9:1): En aquel tiempo Jesús llamó a la gente, a la vez que a sus discípulos, y les dijo: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por Mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre si gana el mundo entero y pierde su vida? O, ¿qué recompensa dará el hom¬bre por su vida? Porque quien se avergüence de Mí y de Mis Palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos Ángeles,” Les decía tam¬bién: “En verdad les digo, que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios”.


¿A quién conmemoramos hoy?
A los Santos Mártires Trófimo y Eucarpio de Nicomedia

Los santos mártires Trófimo y Eucarpio fueron soldados en Nicomedia durante la persecución contra los cristianos bajo el emperador Diocleciano (284-305). Ellos se distinguieron por su gran ferocidad en la realización de todos los decretos del emperador.
Una vez, cuando estos soldados habían alcanzado a algunos cristianos, de pronto vieron una gran nube de fuego que había bajado del cielo, y que se acercaba a ellos. De la nube salió una voz que decía: “¿Por qué son tan celosos en amenazar a mis siervos? No seáis engañados. Nadie puede suprimir a aquellos que creen en mí por la fuerza, es mejor unirse a ellos y descubrir el Reino Celestial”.
Los soldados cayeron al suelo del susto, sin atreverse a levantar los ojos, y sólo se decían unos a otros: “Verdaderamente este es el gran Dios, que se ha manifestado a nosotros. Haremos bien en ser sus siervos”. Entonces el Señor habló diciendo: “Levántense, arrepiéntanse, sus pecados son perdonados”. Cuando se levantaron, vieron dentro de la nube la imagen de un hombre radiante y una gran multitud, alrededor de él. Los soldados atónitos gritaron con una sola voz: “Recíbenos, pues nuestros pecados son indeciblemente malos. No hay otro Dios sino Tú, el Creador y Dios verdadero, y nosotros aún no hemos sido contados entre tus siervos”. Pero apenas dijeron esto, la nube retrocedió y se levantó hacia el cielo.
Espiritualmente renacidos después de este milagro, los soldados liberaron a todos los cristianos encarcelados. Por esta razón Trófimo y Eucarpio fueron entregados a terribles tormentos. Ellos dieron gracias a Dios, seguros de que el Señor les había perdonado sus pecados anteriores. Finalmente, los santos mártires fueron arrojados al fuego y entregaron sus almas a Dios.


El Domingo de la Adoración a la Santísima Cruz

En este día, el tercer domingo de la Cuaresma, celebramos la “adoración ante la preciosa y vivificadora Cruz”. Permaneciendo en la constancia del ayuno, tal vez, nos sentimos cansados. La Cruz fue plantada por los santos Padres en medio de la Cuaresma para que nos conceda descanso y consuelo. Unos caminantes atraviesan un camino escabroso, al cansarse se sientan abajo de un frondoso árbol, para descansar y, fortaleciéndose, completan lo que les falta. Hay dos formas o modos del ayuno: el “ayuno total”: una abstinencia total de comer y de beber por un tiempo determinado. Desde el inicio del cristianismo, este ayuno ha sido practicado como un estado de preparación o de espera; un estado espiritual que enfoca toda la atención en “el que viene”. Por lo que encontramos este ayuno total en la tradición litúrgica de la Iglesia, en la preparación final de una fiesta grande o antes de un acontecimiento espiritual importante y, sobre todo, es aplicado en el ayuno eucarístico, que precede la comunión. A este ayuno la primera Iglesia le llamó Vigilia, un término militar que implica estar en alerta: la Iglesia permanece en vigilia en espera de su Novio; lo espera con alegría y serenidad. El otro es llamado “ayuno ascético”: y consiste en la abstinencia de ciertos alimentos y en disminuir, en general, el consumo alimenticio. Aquí, el objetivo es librar al hombre de la esclavitud de la carne. Él, sólo con la lucha constante y paciente, descubre que “no sólo de pan vive el hombre” y recupera la primacía del Espíritu. Este ayuno implica una lucha larga y constante, y el factor tiempo es esencial, porque desarraigar la enfermedad general del hombre y curarlo requiere de tiempo y esfuerzo. El arte del ayuno ascético ha sido purificado y madurado dentro de la tradición monástica y luego fue aceptado por la Iglesia entera. La Iglesia ha consignado para el ayuno ascético cuatro temporadas: Antes de Pascua, Antes de Navidad, antes de la fiesta de los santos Apóstoles, y antes de la Dormición de la Madre de Dios. Durante este ayuno, vivimos constantemente cierta hambre que conserva la memoria de Dios en nosotros y clava nuestro pensamiento en Él. Quien lo ha practicado, conoce que éste no nos debilita, más bien, nos vuelve alertas, complacientes, resplandecientes, puros y alegres. En él, el hombre recibe la comida como verdadera dádiva de Dios, y enfoca su pensamiento en el mundo interior que inexplicablemente se le vuelve, a su vez, un modo de alimentarse.


La Divina Liturgia (X)
Explicando la Liturgia semana a semana

El amor y la fe

Antes que la Divina Liturgia continúe, hay dos condiciones que deben cumplirse para los fieles: las expresiones solemnes de amor y de fe que son esenciales para la vida cristiana, y sin las cuales no puede haber ni una ofrenda de sí mismo ni comunión con Dios. Por lo tanto, en este momento el sacerdote exclama: “Amémonos los unos a los otros para que en unanimidad confesemos…”. Y los fieles continúan esta frase diciendo: “Al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Trinidad Consubstancial e Indivisible”.
El amor es el fundamento de la vida. Esta es la verdad fundamental cristiana. Sin amor no hay vida, no hay verdad y no hay comunión con Dios, porque Dios es amor (Jn 4:8,16). Así Jesucristo nos ha enseñado que toda la ley del Antiguo Testamento y los profetas dependen de los dos grandes mandamientos del amor a Dios y a los hombres, y él ha dado su propio “nuevo mandamiento” que sus discípulos deben amar “como yo los he amado” (Jn 13:34). Así, en la Divina Liturgia los cristianos están continuamente llamados a amar. La expresión externa de este amor en la liturgia de hoy es el beso de paz intercambiado por el clero durante la celebración, y que en el pasado era un intercambio también entre los fieles. Sin este amor, la liturgia no puede continuar.
Después de la llamada al amor, el Símbolo de la Fe, o también llamado “Credo”, es recitado por toda la comunidad de los fieles. La introducción tradicional a la recitación del Credo en la liturgia es la exclamación: “¡Las puertas! ¡Las puertas! Atendamos con sabiduría”. Las puertas a las que se hace referencia aquí son las puertas del edificio de la iglesia, ya que esta es una llamada para asegurarse que todos los catecúmenos se han ido y que los comulgantes no se han ido, y que ahora nadie puede entrar o salir de la asamblea litúrgica. La razón histórica de esa exclamación en la Divina Liturgia no sólo tiene que ver con el orden propio de la iglesia, sino también con la idea de que el Credo podía ser pronunciado sólo por aquellos que ya habían sido recibidos oficialmente en el bautismo, y continuaban confesando esta fe en la vida de la Iglesia.
La recitación del Símbolo de la fe en la Divina Liturgia se erige como el reconocimiento oficial y la aceptación formal por parte de cada miembro de la Iglesia de su bautismo, de su propia crismación y la pertenencia al Cuerpo de Cristo. La recitación del Credo es el único lugar en la Divina Liturgia (con la excepción de la oración muy similar que hacemos antes de la comunión) donde se utiliza el verbo en primera persona: “Creo”. Mientras que a lo largo de la liturgia de la comunidad rezamos en plural, sólo aquí cada persona confiesa por sí mismo su propia fe personal: yo creo. Nadie puede creer por otro. Cada uno debe creer por sí mismo. Una persona que cree en Dios, en Cristo, en el Espíritu Santo, en la Iglesia, en el bautismo y en la vida eterna, en definitiva, una persona que afirma y acepta su condición de miembro por el bautismo en la Iglesia, es competente para participar en la Divina Liturgia. Una persona que no puede hacer esto, no puede participar. Sin esta fe, la liturgia no puede seguir adelante.
Es costumbre en la Iglesia que los clérigos agiten un paño sobre los dones eucarísticos durante la recitación del Credo. Este acto de veneración era propio de hacerlo ante un emperador terrenal en el período bizantino, durante el cual este acto fue incorporado a la liturgia de la Iglesia, y se utiliza como un acto de veneración hacia la “presencia” del Rey Celestial, en medio de su pueblo, es decir, hacia el libro de los Evangelios y los dones eucarísticos. (En algunas iglesias, durante la liturgia, se llevan pantallas especiales en todas las procesiones y en las exposiciones del libro de los Evangelios y los dones eucarísticos.)

Continúa la semana próxima


Nuevo curso de SOFIA
Los Santos Padres de la Iglesia
Desde los orígenes hasta el Concilio de Nicea

A partir del pasado jueves 15 de marzo comenzó un nuevo curso en SOFIA. En este caso se buscará profundizar en la lectura de la vida y la obra de los Santos Padres que lucharon por la Iglesia desde la muerte del último Apóstol hasta la convocatoria al primer Concilio Ecuménico en la ciudad de Nicea. Los invitamos a que juntos podamos leer la obra que nos han heredado, que podamos analizar los tiempos que les tocaron vivir (tiempos de persecuciones y de mártires), los distintos problemas a los que tuvieron que enfrentarse, el primer surgimiento de herejías en el seno de la comunidad cristiana y muchos otros temas más. Para inscribirte envíanos un email a arzobispado@acoantioquena.com. Las inscripciones están abiertas hasta el jueves 22 de marzo.




Boletín dominical correspondiente al domingo 25 de marzo de 2012
Fiesta de la Anunciación a la Madre de Dios


Jesús
Simples Miradas hacia el Salvador (11)

La luz de Jesús

La atmósfera de Jesús es enteramente luminosa. “Yo soy la luz del mundo” (Jn 8:12). No hay en Él, ninguna huella de nubes y de tormentas, que tienen el peso y la intensidad de una tempestad, o de tinieblas desgarradas con relámpagos. No hay siquiera penumbra. Todo, en Jesús, tiene una claridad cristalina; pero ella no excluye, a menudo, una agudeza dolorosa. Alrededor de Jesús, no hay tragedia, porque ningún problema queda sin solución. Y la dificultad del discípulo no está en el hecho de no conocer lo que hay que hacer, sino de tener la fuerza de hacerlo. Lo que llamamos la tragedia de la existencia humana desaparece ante la pura luz de Cristo. Aquel que ve la luz, puede caminar en la luz.
Durante la transfiguración, las vestiduras de Jesús “se volvieron resplandecientes, muy blancas, tal como ningún lavandero sobre la tierra las puede hacer tan blancas” (Mc 9:3). No es posible separar la visión de Jesús - ni la imagen que formamos de Él en nosotros mismos - de esta impresión de luz, de blancura, de pureza deslumbrante. Jesús es el mar de inmensidad tremenda; el mar de un azul profundo al atardecer; el mar que el sol de mediodía cubre de una blancura cegadora. Y como se funden, en el horizonte la línea del mar con la línea del cielo, de igual modo, Señor, Te veo, hasta donde mi mirada puede seguirte, perderte en la gloria del Padre.
¿Qué es lo que pasa en la Transfiguración? El Maestro, que vivía con los discípulos y al aspecto del cual estaban acostumbrados, se les aparece de repente transformado, encubierto de luz, resplandeciendo. Y a nosotros también nos está dado, a veces, experimentar una cierta impresión de Jesús, totalmente nueva, y muy conmovedora. No se trata de esta visión corporal del Salvador que era el privilegio de algunos (quizás de muchos también) a lo largo de los siglos, sino que ocurre, a veces, que la presencia de Jesús se impone a nosotros, arremete contra nosotros y nos agarra. Sentimos Su luz sin verla; o más bien, la presentimos; tal el sol de la mañana que se filtra a través de los párpados cerrados del durmiente. Pues, el Maestro, cuyo aspecto cotidiano es tan manso y humilde, nos hace estremecer al contacto de Su poder. Estos son minutos de transfiguración.
Los hebreos no conocían otra luz divina que aquella de la columna de fuego que guiaba a Israel en el desierto (Cf. Ex 13:21-22). Es una luz limitada, temporaria, que concierne a un pueblo y a una época determinados. Por otro lado, Jesús se proclama la luz “del mundo” (Jn 9:5), luz eterna y universal, que es “la Luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo” (Jn 1:9). Bendito eres Tú, oh Señor, porque Tu luz opera en todas las almas y la hallamos - aunque sea tan refractada - en todas las razas, todas las creencias.

Padre Lev Gillet


Tropario de la Resurrección (Tono 8): Descendiste de las alturas, Compasivo, y aceptaste la sepultura por tres días, para liberarnos de las pasiones; ¡Oh Vida y Resurrección nuestra, gloria a Ti!

Tropario de la Anunciación (Tono 4): Hoy es la corona de nuestra sal¬vación y la manifestación del miste¬rio que está desde la eternidad. Pues, el Hijo de Dios se deviene en Hijo de la Virgen, y Gabriel anuncia la buena noticia de la Gracia. Por lo tanto, nosotros tam¬bién, vengan junto a él exclamemos a la Madre de Dios: “¡Alégrate, Oh Llena de gracia, el Señor está contigo!”

Kontakion (Tono 8): Yo soy Tu siervo ¡oh Madre de Dios! Te canto un himno de triunfo; ¡Combatiente Defensora! Te doy Gracias, ¡Liberadora de los pesares! Y como posees un poder invencible, líbrame de todas las desventuras, para que pueda exclamar: ¡Salve! ¡Oh Novia sin novio!”


Carta a los Hebreos (2:11-18): ¡Hermanos!, el que santifica y los que son santificados, todos tienen el mismo origen. Por eso Él no se aver¬güenza de llamarlos hermanos, cuando dice: “Yo Anunciaré Tu Nombre a mis hermanos, Te alabaré en medio de la asam¬blea”. Y también: “En Él pon¬dré mi confianza”. Y además: “Aquí estamos yo y los hijos que Dios me ha dado”. Y ya que los hijos tienen una misma sangre y una misma carne, Él también debía participar de esa condición, para reducir a la impoten¬cia, mediante Su muerte, a aquel que tenía el dominio sobre la muerte, es decir, al demonio, y liberar de este modo a todos los que vivían completamente esclavizados por el temor de la muerte. Porque Él no vino para socorrer a los Án¬geles, sino a los descendientes de Abraham. En consecuencia, debió hacerse semejante en todo a Sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote Misericordioso y Fiel en el servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. Y Por haber experimentado personalmente la prueba del su¬frimiento, Él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la prueba.


Santo Evangelio según San Lucas (1:24-38): En aquel tiempo, concibió Isabel, mujer de Zacarías; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: “Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres”. Al sexto mes, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: “Alégrate, oh Llena de gracia, el Señor está contigo”. Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El Ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin”. María respondió al Ángel: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?” El Ángel le respondió: “El Espíritu vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que ha de nacer de ti será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de aquélla que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios”. Dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y el Ángel dejándola se fue.


¿Qué conmemoramos hoy?
La anunciación a la Madre de Dios

La fiesta de la Anunciación es una de las primeras fiestas cristianas, que era celebrada ya en el siglo IV. Hay inclusive una pintura de la Anunciación, en las catacumbas de Priscila en la ciudad de Roma, que data del siglo II. El Concilio de Toledo en el año 656 la menciona, y el Concilio de Trullo en 692 dice que la Anunciación se celebraba durante la Gran Cuaresma. El nombre griego, eslavo y árabe de la fiesta puede ser traducido como “las buenas noticias”. Esto, por supuesto, se refiere a la Encarnación del Hijo de Dios y a la salvación que Él trae. El relato de la Anunciación se encuentra en el Evangelio de San Lucas (1:26-38) que leemos en la Liturgia de hoy. El tropario describe a la fiesta como el “comienzo de nuestra salvación y la revelación del misterio eterno”, porque en este día el Hijo de Dios se hace el Hijo del Hombre.
Hay dos componentes principales en la Anunciación: el mensaje en sí mismo, y la respuesta de la Virgen. El mensaje de la fiesta es el cumplimiento de la promesa de Dios de enviar un Redentor (Gen 3:15): “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te aplastará la cabeza, y tu le morderás el talón”. Los Padres de la Iglesia entienden “tu linaje” como refiriéndose a Cristo. Los profetas dan a entender la venida del Redentor, pero el Arcángel Gabriel proclama ahora que la promesa está a punto de cumplirse. Este texto bíblico, de hecho, se hace eco en la Liturgia de San Basilio: “Pues, al modelar al hombre tomando polvo de la tierra, y al honrarlo con Tu imagen, lo pusiste, oh Dios, en el Paraíso de dicha, prometiéndole una vida inmortal y el gozo de los bienes eternos si observaba Tus mandamientos. Pero cuando, seducido por la serpiente, Te desobedeció a Ti, el Dios verdadero que lo habías creado, y fue sometido a la muerte por sus propias transgresiones, lo expulsaste, oh Dios, en Tu justa sentencia, del Paraíso a este mundo, y lo devolviste a la tierra de la que fue tomado, preparándole ya la salvación por la regeneración en la persona misma de Tu Cristo”. A diferencia de Eva, que fue engañada fácilmente por la serpiente, la Virgen no acepta inmediatamente el mensaje del ángel. En su humildad, no creía ser merecedora de estas palabras. El hecho de que ella le pidiera una explicación pone de manifiesto su sobriedad y prudencia. Ella cree en las palabras del ángel, pero no puede entender la forma en que se puede cumplir esto, porque el Ángel habla de algo que está más allá de la naturaleza.
El icono de la fiesta muestra al Arcángel con un bastón en su mano izquierda, lo que indica su papel de mensajero. A veces, sus alas están hacia arriba, como para mostrar su rápido descenso desde el cielo. Su mano derecha se estira hacia la Santísima Virgen en señal de entrega del mensaje.
La Virgen se representa de pie o sentada, por lo general con un ovillo de hilo o sosteniendo un pergamino en la mano izquierda. Su mano derecha se levanta para indicar su sorpresa ante el mensaje que está escuchando. Su cabeza está inclinada, mostrando su consentimiento y obediencia. El descenso del Espíritu Santo en ella es representado por un rayo de luz que sale de una pequeña esfera en la parte superior del icono, que simboliza el cielo. En un famoso icono del Sinaí, una paloma blanca se muestra en el rayo de luz.
La Anunciación cae siempre durante la Cuaresma, pero siempre se celebra con gran alegría. La Liturgia de San Juan Crisóstomo se celebra en este día, incluso si cae en los días de semana de la Cuaresma. Este es uno de los dos días de la Gran Cuaresma en el que se relaja el ayuno y el pescado está permitido (Domingo de Ramos es el otro día).


La Divina Liturgia (XI)
Explicando la Liturgia semana a semana

El Canon Eucarístico: La Anáfora

Ahora comienza la parte de la Divina Liturgia llamada “el canon eucarístico” o también conocida como “la anáfora”, palabra griega que significa “la elevación”. En este momento los dones del pan y del vino que se han ofrecido en el altar se elevan hacia el altar de Dios el Padre, y reciben la santificación divina por el Espíritu Santo, que viene a cambiarlos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La forma general del canon eucarístico es propia del ritual de la pascua del Antiguo Testamento, que ahora se cumple y se perfecciona en la nueva y eterna alianza de Dios con los hombres en la persona y obra de Jesucristo, el Mesías, “nuestro Cordero Pascual, que ha sido sacrificado” (I Cor 4:7, ver también Heb 10:5).
La anáfora eucarística comienza así: “¡Estemos de pie respetuosamente! ¡Estemos con temor! Atendamos para ofrecer en paz la santa Oblación”, y el pueblo responde “¡La misericordia de la paz, el sacrificio de alabanza!”
La oblación es Jesucristo, el Hijo de Dios que se ha convertido en el Hijo del Hombre con el fin de ofrecerse a sí mismo al Padre por la vida del mundo. La propia persona de Jesús es la ofrenda de paz perfecta, que trae la misericordia divina y la reconciliación. Este es sin duda el significado de la expresión “la misericordia de la paz”, que ha sido siempre fuente de confusión en los últimos años en todas las lenguas litúrgicas. Además de ser la ofrenda de paz perfecta, Jesús es también el único sacrificio de alabanza adecuado que los hombres pueden ofrecer a Dios. No hay nada en el hombre comparable con la gracia de Dios. No hay nada con que los hombres dignamente den gracias y alaben al Creador. Esto sería así incluso si los hombres no fueran pecadores. Así, Dios mismo da a los hombres su propio sacrificio más perfecto de alabanza. El Hijo de Dios es verdaderamente humano, para que los seres humanos puedan tener un ser de su propia naturaleza lo suficientemente adecuado a la santidad y a la gracia de Dios. De nuevo, es Cristo el sacrificio de alabanza. Por lo tanto, en Cristo, todo se ha cumplido y realizado. En él todo el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento, que en sí es la imagen del esfuerzo universal de los hombres por ser dignos de Dios, se cumple. Todas las ofrendas posibles son incorporadas y se perfeccionan en la ofrenda de Cristo en la Cruz. Él es la ofrenda por la paz, la reconciliación y el perdón. Él es el sacrificio de súplica, de acción de gracias y de alabanza. En él todos los pecados de los hombres y las impurezas son perdonados. En él todas las aspiraciones de los hombres pueden cumplirse. En él, y solo en él, están todos los caminos de los hombres hacia Dios, y los caminos de Dios hacia los hombres, puestos en una sola comunión. Sólo en él los hombres tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo (Ef 2:18; ver también Jn 14, II Cor 5, Col 1).
El celebrante se dirige ahora a la congregación con la bendición trinitaria del apóstol Pablo que podemos encontrar en II Corintios 13:14. Este es el saludo cristiano más elaborado del Nuevo Testamento: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. Y el pueblo responde: “Y con tu espíritu”.
La gracia de Cristo es lo primero. En esta gracia está contenida la plenitud del amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo. El celebrante ofrece toda esta abundante “emanación” de la vida interior de la Santísima Trinidad para el Pueblo de Dios. Y que a su vez responde con la oración para que esta “plenitud de Dios” sea con su espíritu.
El diálogo eucarístico continúa: “En alto tengamos los corazones” y “Demos gracias al Señor”. “Digno y justo es adorar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Trinidad Consubstancial e indivisible”.
Como los hombres en Cristo elevan los dones eucarísticos, elevan también sus corazones. En la Biblia el corazón del hombre es sinónimo de todo su ser y vida. Así, en la anáfora, como el apóstol Pablo lo dijo, el hombre completo es llevado a ese reino donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las cosas que están en la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Col 3:1-3)

La manera de elevarnos a Dios es a través de la acción de gracias. La palabra eucaristía en griego significa acción de gracias. La Divina Liturgia eucarística por excelencia es la acción de elevar el corazón y dar gracias a Dios por todo lo que ha hecho por el hombre y el mundo en Cristo y el Espíritu Santo: la creación, la salvación y la glorificación eterna.
El pecado del hombre, el origen de todos sus problemas, la corrupción y por último la muerte, es su incapacidad de dar gracias a Dios. La restauración de la comunión con Dios y con toda la creación en él, es a través de la acción de gracias en Cristo. Jesús es el único hombre verdaderamente agradecido, humilde y obediente a Dios. En él, como el único Hijo amado de Dios y el único perfecto Adán, todos los hombres pueden elevar sus corazones y dar gracias al Señor: “Porque hay un... solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, que se entregó en rescate por todos...” (I Tim 2:5).
Cabe señalar aquí que la afirmación: “Digno y justo es” se expande en forma más proporcionada solamente en la tradición eslava de la Iglesia. En otras iglesias queda solo la forma simple y más antigua.

Continúa la semana próxima

020 - URGENTE - FALLECIMIENTO DEL PADRE JORGE VILLALOBOS DE LA IGLESIA ORTODOXA HISPÁNICA

(Información enviada por Monseñor Pablo de Itálica)

Queridos padres, hermanos y hermanas de la Iglesia Ortodoxa Hispanica, Diócesis Isidoriana: Nuestro hermano Sergio me acaba de telefonear para darme la triste noticia de que nuestro querido Padre y hermano, Don Jorge Villalobos (de Costa Rica), ha fallecido hoy sábado. Es una pérdida grande para nuestra comunidad pues le apreciábamos en gran manera ya que a través de los años ha sido siempre un fiel servidor de la IOH. El nos ha ayudado mucho y nos ha confeccionado varias páginas webs a través de estos años. La última es la actual: http://www.orientalhispana.comuf.com/ y siempre fue diligente para ponerla al día.

No he tenido noticia directa de su familia todavía, pero a su esposa Matushka Margarita a sus dos hijas, a su hijo y nieto y a sus padres, que le sobreviven, le enviamos nuestro más sentido pésame y os ruego que en la Liturgia de mañana domingo tengamos una memoria especial por el descanso eterno de su alma.

Memoria eterna. Que su memoria sea eterna.

Vuestro en el Señor y su Santísima Madre,

+Pablo Manuel

miércoles, 21 de marzo de 2012

019 - AMBIENTE Y PERSONALIDAD - INFLUENCIA EN LA EDUCACIÓN DE CIEGOS

(Por Antonio Pegoraro)
Buenos Aires, 1962

Lo que sigue, es el texto transcripto por el Señor Carlos García de la publicación que llevara adelante la Editora Nacional Braille en 1982, del trabajo presentado por Antonio Pegoraro, en oportunidad de llevarse a cabo el concurso literario internacional "Julián Baquero", organizado por la Asociación Cooperadora de la Editora Nacional Braille en 1962.
Agradecemos al Señor Carlos García que ponga al alcance de nuestros lectores, el contenido de este trabajo.

Editora Nacional Braille - Talleres Gráficos - Buenos Aires, 1982

Con motivo de cumplirse dos años del fallecimiento de Antonio Pegoraro, previa autorización de su esposa, la Editora Nacional Braille se complace en publicar su trabajo "Ambiente y personalidad", presentado en oportunidad de llevarse a cabo el concurso literario internacional "Julián Baquero", organizado por la Asociación Cooperadora de la Editora Nacional Braille en 1962.
Al dar a conocer el presente trabajo que supone el *pensamiento vivo tiflológico* de Pegoraro, y cuyo contenido aún hoy tiene vigencia, la Editora Nacional Braille entiende rendir justiciero homenaje a quien fuera notable tiflólogo de nuestro medio.


AMBIENTE y personalidad
(por Antonio Pegoraro)


I.

No transcurrió mucho tiempo desde la difusión de las modernas teorías y experiencias psicológicas de Freud, los behavioristas y la escuela Gedstaldt sobre la trascendental importancia de los efectos ambientales en la formación del individuo, sin que algunos pensadores a quienes preocupaba el porvenir y las posibilidades de los ciegos, atraídos por estos postulados, comenzaran a estudiar y clasificar esas manifestaciones en el proceso de desarrollo físico, mental y moral de los privados de vista, según situación doméstica y económica, sistema de crianza, grado de ceguera, edad de ocurrencia y demás aspectos tocantes a aquella.
Entre los primeros y que más contribuyeron a su divulgación y esclarecimiento y cuyas obras todo educador de no videntes debe imprescindiblemente conocer, pueden contarse a Mauricio de la Sizeranne y Pierre Villey, en Francia, a Augusto Romagnoli en Italia, F. Hayes, E. Alen y últimamente y sobre todo T. Cutsforth, en los EE. UU., a Heller en Alemania, a Arthur Pearson en Inglaterra, etc. Y si bien después de más de sesenta años de constante labor en tal sentido estas repercusiones del medio están, cuantitativa y cualitativamente muy lejos de agotarse, en las escuelas especiales que marchan a la vanguardia de la tiflología mundial (EE. UU., Inglaterra, Alemania, Rusia), constituyen los elementos básicos indicadores de la orientación y carácter que ha de darse a la educación de todo ciego, niño o adulto, en todas sus fases y evolución. Ya no se toma a un individuo como un ente sui géneris cuyos defectos, inclinaciones y manías son solamente el producto de su propia y única idiosincrasia, por cuya razón la facultad de enmienda está asimismo tan sólo en él, sino como una resultante, no ya únicamente de su progenie, sino, y acaso en mayor proporción, del medio en que le ha cabido la suerte de formarse. En tal concepto, esos establecimientos, dentro de lo que permiten las condiciones del internado y de acuerdo con la edad y necesidades de los educandos, procuran crear una atmósfera institucional cuyo influjo permanente, en apariencia insensible, va corrigiendo sus anomalías y encauzando poco a poco sus deficiencias sensoriales y sus pensamientos y caracteres hacia la normalidad.
Todos los rigores y disciplinas, físicos o mentales, serán, cuando no contraproducentes, inútiles para formar a un individuo, cuando el ambiente en que le toca vivir está en contradicción con lo que se aspira hacer de él.
AL nacer un niño ciego sus padres adoptan cualquiera de estos tres métodos de formación: el mimo incesante y el aislamiento de cuanto le rodea, el abandono a su suerte de ese pobre desventurado cuya venida al mundo se acepta a menudo como una "cruz" o una carga económica, o, finalmente y por excepción, se trata de que se críe y desarrolle en lo posible como sus hermanos y los demás niños. Vale decir, que este último temperamento no se sigue con un criterio educacional preestablecido sino por simple indiferencia o, lo que es más común, como el resultado de una reacción lógica e instintiva ante la fuerza de las circunstancias, ya que la situación financiera familiar impide las más de las veces a los padres dedicar con exclusividad su tiempo y atención alhijo defectuoso.
En el primer caso, el niño vive como en una campana de cristal; sin contacto alguno con las cosas, con la realidad ambiente, el mundo circundante y ni aún con las alternativas de la vida hogareña. Desde el principio todas las prerrogativas y todo lo mejor en ropas, manjares y juguetes, serán para él. Será el centro de atención y conversaciones de padres, parientes y amigos. Sus hermanos habrán de supeditarse en todo momento a su voluntad y deseos y estar siempre dispuestos a satisfacerlos.
Habituado a pasarse siempre en brazos de algún pariente, sentado o acostado, aprenderá a caminar tardíamente, cuando la parte superior de su cuerpo, que ha desarrollado de manera más o menos natural, sea ya pesada para sus piernas, débiles por la inercia, lo que crea la mayoría de los defectos de locomoción y posición: pies planos, patizambos, piernas abiertas, tronco inclinado hacia adelante, a un costado, balanceo, etc. Este aprendizaje se retrasa más aún por la conducta y por las impedimentas de los suyos para que lo realice, pues temen que caiga o lastime tropezándose con los muebles; de todos modos -piensan o se lo expresan-, nunca ha de faltarle alguien que lo conduzca a donde quiera ir. En tal concepto, y aunque haya rebasado la edad requerida, se le dará siempre de comer, puesto que el manejo del cuchillo y el tenedor, amén de considerarse imposible para él, es sumamente peligroso. No se lo ejercita tampoco en vestirse, dado que, así pudiera lograrlo, es muy penoso ponerlo en tales trabajos.
No le está permitido palpar nada, por temor a que le desarregle, le rompa o se haga daño él mismo.
Mientras sus hermanos y los niños de la vecindad corren, saltan, gritan, ríen o lloran (el llanto es muchas veces tan saludable en la primera infancia como en la madurez de la vida), él está quieto, inerme, solo; y aunque rodeado de cariños y halagos constantes, se rebela siempre antojadizo, irascible, hastiado y malevolente. La existencia de los otros niños está colmada de atractivos, descubrimientos y aventuras.
Cada día, la propia experiencia, a veces dolorosa, y por eso mismo más segura y mejor apreciada, trae un progreso en el conocimiento del mundo que lo circunda y en el que ha de desenvolverse y en sus facultades para ello. La suya, en cambio, es desolada, carente de todo estímulo, aliciente o variedad; para no extinguirse por inercia, se concentra por lo tanto en sí mismo: sus pensamientos y su cuerpo constituirán sus distracciones, su experiencia y su única realidad. Estos sentimientos e inclinaciones, en los comienzos reacciones instintivas de la naturaleza humana que clama por expandirse y conocer, van trocándose poco a poco, y a medida que adquiere conciencia de su situación y de las ventajas que de ella puede derivar, en definitivos y permanentes rasgos de carácter.
Compensará la certeza de su impotencia inspirada por los suyos, reclamando imperiosa e incsesantemente sus atenciones y molestándoles en todo momento en sus trabajos, sus conversaciones, y, sobre todo, en sus tertulias diciendo y haciendo, ante los extraños, todo lo que sabe se considera peor y más vergonzoso. Seguro de su impunidad, abusará sin zozobra de sus privilegios, en detrimento y humillación de sus hermanos, si los tiene, a los cuales, de verse alguna vez en el trance de ser amonestado, achacará siempre sus faltas, voluntarias o no. De no mediar correctivos oportunos ambientales y de comportamiento, se tornará díscolo, irrespetuoso, grosero, solapado, egoísta y antisocial. Y cuanto mayores sean la condescendencia y tolerancia de los suyos para sus ocurrencias, con tanta mayor fuerza hará pesar sobre ellos su poder. Su misma incapacidad física, resultante de la inmovilidad casi continua y de la imposibilidad de adiestrar debidamente a su hora su sistema muscular, contribuyen también en alto grado a agudizar estas y otras modalidades afines. El semiembotamiento de sus pies y manos, un más que precario sentido de orientación, movimientos bruscos y sin contralor, un tacto incipiente, le impiden andar, trasladarse de un lado a otro y proceder y actuar con la seguridad, desenvoltura y acierto con que advierte lo hacen los demás. La comprobación de tal estado influye siempre en su ánimo de manera perniciosa: o lo irrita y subleva contra todo, o lo amilana hasta tal punto que desiste paulatinamente de valerse por sí mismo, habituándose a pensar que, dado que esas son sus condiciones y que no será posible remediarlas, los demás tienen la obligación de proporcionarle cuanto apetece o le es necesario para vivir. El sujeto en que esta idea, nacida del desaliento, se convierta en firme convicción, llegará a ser amo y señor en su hogar.
Son numerosos los ejemplos de esta índole estudiados que podrían presentarse. Su inteligencia, lenguaje, oído, olfato, habrían sufrido también, como es lógico, los mismos retrasos y malformaciones en su desarrollo que el resto de su organismo. Carente de impulsos, necesidades y responsabilidad, exento de toda participación en el juego de las relaciones humanas, privado de explorar y reconocer cuanto le rodea, su pensamiento se circunscribirá solamente a lo que pueda dimanar de sí mismo y sus facultades de discernir, comprender, comparar, diferenciar y juzgar, no han podido cultivarse en tan mezquino medio mental. Inútiles y lamentables en verdad su vida y su destino; y no obstante, mientras permanezca en su hogar y una vez completamente moldeado a las circunstancias que se le impusieren, esto no le causará grandes inquietudes. Con el tiempo aprendió a conocer bien su casa, sus cosas, sus familiares, con sus debilidades, costumbres, características, y la conducta mejor a adoptar con cada uno según lo que se desee, constituyen ellos su mundo; "el mundo" del que no tiene por qué ni piensa apartarse jamás; lo que se encuentra más allá de ese círculo no le preocupa puesto que no lo conoce ni lo necesita. Ahí se sabe protegido de toda crítica y a cubierto de cualquier contingencia; si por acaso algo viniera alguna vez a oponerse a su voluntad, sabe que no tiene sino que apelar a la fuerza que le da su deficiencia para vencer. Si los suyos no lo entretienen, su imaginación, siempre activa en ensueños y fantasías y la exploración de alguna parte de su cuerpo, le procurarán abundante distracción. (El balanceo del tronco, los voltigeos de cabeza, el hurgamiento de nariz y oídos, el golpeteo rítmico de dos objetos sonoros y tantas otras anomalías de esta clase que se dan en los ciegos, son, en su mayoría, consecuencias de la necesidad ineludible e insatisfecha de ocupar o entretener de alguna manera las interminables horas de soledad). Así transcurrirán sus años, vacíos, pero, al menos, tranquilos. Mas, si se suscitan acontecimientos desfavorables (reveses económicos, muerte de los padres, ingreso en una escuela), que le obliguen a alejarse de su medio, es cuando los desastrosos efectos de una crianza como la descripta, se hacen sentir en todo su rigor.
El individuo, niño o adulto, producto de ella, se encuentra de pronto transportado a un mundo cuya existencia no había imaginado siquiera, habitado por entes cuyos usos y conductas no sólo no son semejantes, sino, precisamente antagónicos a los para él normales. Advierte en seguida que no se le distingue ni atiende con marcadas preferencias y que nadie se pone incondicionalmente a su merced. Se ve forzado a solicitar cosas cuya satisfacción, por parte de los suyos conceptuaba sencillamente natural y su olvido, grave falta. Inhábil o por completo incapaz de comer por sí solo o de realizar todo lo concerniente a su arreglo personal; ignorante de cuanto ocupa e interesa a la comunidad; pobre en ideas y vocabulario; falto de iniciativa, carácter y de toda preparación y energía para afrontar la vida y sus responsabilidades; perdido su antiguo predominio, experimenta en toda su fuerza la noción de su inferioridad, y, objeto de la conmiseración y las molestias de los que le rodean, vivirá en la amargura, la hostilidad y la desesperación. En los institutos especiales (salvo algunos muy avanzados), en que por lo común se atiende poco o nada los elementos que intervinieron en la formación de la personalidad, se clasifica casi inmediatamente a estos niños como mal dotados o simplemente como retardados. Son los que en las clases dan siempre la sensación de estar como adormilados o ausentes. Su comportamiento es contradictorio y casi siempre anormal. Un día se muestran violentos, desordenados o tercos; al otro, dóciles, resignados, abúlicos. Su atención se mantiene sólo por instantes sobre un asunto. Su receptividad y comprensión son lentas y sin cohesión. No hay discernimiento intelectual, auditivo o táctil. Aprenden con dificultad y mucho tiempo a conocer y andar por el edificio de la escuela. En los juegos, deportivos o mentales, son tardos e inhábiles, y si bien llegan a participar en ellos con discreción,nunca logran alcanzar la pericia de sus compañeros mejor dotados. En lo moral, muestran una señalada tendencia al aislamiento y la reserva. Son pretenciosos, altaneros, indiferentes y desconfiados; y aunque estas características puedan atenuarse mediante el tiempo y el ejemplo, no llegarán a establecer nunca muchas ni acendradas amistades entre sus condiscípulos. Finalmente, y como contraposición lizonjera a tantas cualidades peyorativas, puede observarse en muchos de ellos firme voluntad y contracción al aprendizaje, lo que de seguro se deriva del afán, bien humano, de compensar y superar su condición de menorvalía ante sí mismos, y, sobre todo, ante los demás, que, precisamente, son los que se la han dado a conocer. Llegan a veces a distinguirse en tal o cual asignatura escolar, o, más raro, oficio; pero, de no ser cuidadosa y debidamente tratada, las secuelas de su deformación defectuosa han de manifestarse siempre, con más o menos evidencia, en todos los órdenes de su vida y de su actividad.


II.

Aunque pudiera parecer ilógico, los niños ciegos atendidos por sus padres solamente en lo primordialy librados en lo demás a su propio arbitrio, desarrollan, físicamente, por lo menos, de manera más normal y eficiente que los minuciosamente cuidados. Como no se les ponen trabas para seguir sus impulsos, aprovechan y experimentan de inmediato sus posibilidades, cada vez más ventajosas, que les va dando su proceso formativo. A su tiempo, se arrastran, gatean y, así vigorizado todo su sistema muscular, caminan luego con facilidad, adquieren rápidamente independencia manual y digital y coordinación y agilidad en los movimientos. Por otra parte, como desde el primer momento pudieron acercarse y palpar un gran número de objetos de toda índole, forma y tamaño, despierta prontamente en ellos la curiosidad por conocer sus nombres, usos y aplicaciones, lo cual, a su vez, les estimula a hablar cuanto antes para expresarlo, y sus facultades de discriminación y análisis; obtienen también así, las nociones de dimensión y dirección. Más adelante, movidos asimismo por ese afán, su propia desenvoltura, y la urgencia de bastarse a sí mismos que los obliga a conocer al dedillo su casa y cuanto contiene para encontrar lo que necesitan y el ansia de alternar en los juegos de sus hermanos o compañeros, desarrollan un buen sentido de orientación, astucia, ingenio, audacia, fuerza muscular y espíritu de independencia.
Este aprendizaje, tan beneficioso posteriormente, no tiene por cierto nada de agradable. Caídas, golpes, quemaduras, heridas, tolondrones y demás adyacencias, son su pedagogía y los jalones que le marcan. Pero, como raramente la cosa no pasa de ahí, lo que por otra parte, acontece también con los demás niños videntes; y si se tiene en cuenta que los ciegos, como está bien probado, adquieren noción de su defecto a una edad que parece increíble, dos años y medio, lo que por ende los hace más cautos y prudentes que los que ven, estos tributos dolorosos que se deben pagar para obtener la triste dicha de vivir, van disminuyendo en la proporción que aumentan su vigor físico, su responsabilidad y su conocimiento de cuanto les rodea. No obstante, este ambiente de indiferencia e incuria afecta profundamente otro aspecto de la personalidad: el del individuo como ente social. Privados del vehículo que incita desde el primer momento a la imitación instintiva de los gestos, movimientos, modales y normas que conforman las leyes por todos acatadas de la vida de relación, sin guía ni consejo, contraen ante todo, una serie de defectos al caminar, al sentarse: muecas permanentes, tics, vaivén de las piernas, inquietud de las manos, la cabeza gacha o demasiado erguida.
Además, forzados como están a valerse en todo por sí mismos, se crean métodos particulares para verificar los menesteres de la vida cotidiana: vestirse, lavarse, comer, tomar los objetos necesarios, comportarse en sociedad. Como es poco menos que imposible que estos sistemas coincidan alguna vez con los usuales, al hacerse visibles distinguen en seguida y van en desmedro del que los practica. Comer empleando los dedos; apoyar la boca en el borde del plato y trasportar con la cuchara o el tenedor empuñados con toda la mano a ella, los alimentos; elevar la voz de un modo innecesario frente a las personas; hablar con el rostro vuelto hacia otra parte; escuchar con una fisonomía impasible, hermética; caminar arrastrando los pies, o apoyándolos con fuerza contra el suelo para "oír" el obstáculo, o con los brazos extendidos a modo de paragolpe; desaseo personal y descuido en el vestir. Estas y otras muchas anomalías semejantes, consecuencia de la falta de educación social, son las que más han contribuido a perjudicar a los ciegos en su actuación y, principalmente, en su concepto.
Los niños de este grupo, de no intervenir naturalmente, factores de orden fisiológico (desnutrición, taras hereditarias), se adaptan pronto al ambiente escolar. Son dóciles a la corrección de defectos porque alcanzan en seguida su importancia; su inteligencia, comprensión e inducción son casi normales de acuerdo con la edad. Son por lo general susceptibles a las amonestaciones y tímidos, estando, además, muy desarrollados en ellos el complejo de menorvalía. Estas deficiencias tienen su origen, ya en el temor infundido en la primera infancia por los padres al reprenderlos duramente a causa de los resultados de su excesiva inquietud o curiosidad (desorden o deterioro de objetos, desaseo de la ropa, caídas con efectos desagradables), ya en el sentimiento de humillación provocado por el disgusto o fastidio declarado o en extremo ostensible de sus hermanos o amiguitos al comprobar que no podían participar en sus pasatiempos con la misma desenvoltura o destreza que ellos. De allí que en sus comienzos escolares se muestren siempre un tanto retraídos y medrosos. Pero como sus condiciones físicas e intelectuales son buenas y su sentido de la sociabilidad bastante cultivado, no tardan, y menos aún si encuentran la debida emulación, en ponerse al nivel de sus compañeros en clases y recreos; se tornan entonces alegres, traviesos y activos y atraen la simpatía de todos por su conducta, viveza y modales. Sin embargo, estas características de inferioridad, como por otra parte, todas las forjadas por el medio familiar, cualesquiera sean, de no mediar terapéuticas especialísimas, sellarán de por vida la personalidad.
Como quiera y a pesar de que no tengan la fortuna de frecuentar ninguna escuela, puede deducirse fácilmente por lo expuesto que están siempre mejor preparados para afrontar la vida que los del primer grupo.


III.

Los del tercero, esto es, aquellos cuyos padres tratan de que afiancen al máximo todas sus facultades a fin de sustituir y compensar el sentido ausente para que puedan equipararse y desenvolverse en lo posible como los demás niños, son desde luego, los más favorecidos.
Aunque la orientación sea por lo regular defectuosa, falta de método y aún inadecuada, desde el momento en que existe, representará siempre un poderoso auxiliar para la formación, educación y experiencia del niño.
Los padres, intuitiva o conscientemente, procuran colocarse en el lugar de su hijito ciego y consideran cómo procederían si lo fueran en tal o cual situación; y constituye para ellos un doble triunfo (pues lo es también para el niño) toda vez que llegan a la comprobación de que su iniciativa les ha llevado al descubrimiento de un recurso por el que se ha aminorado o suprimido una dificultad creada por la deficiencia sensorial. La intervención en todos los actos de la vida familiar (juegos, paseos, conversaciones, visitas, teatro), no permite la instauración en edad temprana, la más peligrosa, del sentido de inferioridad; y cuanto éste despierte, cosa inevitable, será en momentos en que el estado mental del individuo posea ya los elementos necesarios para fiscalizarlo y contrarrestarlo mediante su esfuerzo de superación.
Téngase presente que esta noción de menorvalía, sentida o subconsciente, pero no por eso menos actuante, es el origen de la mayor parte de todos los fracasos, las amarguras y la atonía moral de los ciegos. Toda educación debe dirigirse, pues, ante todo, a anularlo. Salvo algunas fallas de poca significación y en general fáciles de subsanar, en los demás aspectos (físico, intelectual), los niños de esta categoría desarrollan normalmente, contadas claro está, las retracciones en el conocimiento de la realidad objetiva, impuestas por la ceguera. En la escuela son los más hábiles, capaces y lúcidos. Poseen iniciativa y son curiosos, observadores, independientes en sus juicios, francos y personales. Lástima que sistemas disciplinarios y pedagógicos demasiado difundidos propendan a la anulación de estas cualidades, más que nunca preciosas para los que han de suplir con el vigor de sus caracteres y la amplitud de las ideas la condición desfavorable en que los coloca su suerte en relación con sus semejantes videntes en cuyo mundo han de vivir.
Por lo demás, y aún cuando no hayan recibido educación escolar, son los que con mayor acierto encuentran recursos y tareas, a veces muy provechosas, para subvenir a su subsistencia.


IV.

Sea cual fuere la forma y edad del advenimiento de la ceguera, los efectos ambientales que la siguen son decisivos para el porvenir de los afectados. Ya sobrevenga en la segunda infancia o adolescencia cuando el niño se ha asimilado ya a su mundo, que goza y domina, ha comenzado a proyectar su vida futura, ya en la juventud o la madurez, cuando se ha terminado una carrera, iniciado una empresa, creado una situación, financiera y social, o, lo que es peor, contraído responsabilidades morales, el choque es de tal magnitud y trascendencia que a poco que se tarde para proporcionar un ambiente apropiado en su contra, lo más saliente y útil de la personalidad corre el riesgo de atrofiarse. De no proveerse este remedio, se ha demostrado que los ciegos adultos que más o menos han logrado rehabilitarse son, o los de posición económica más desahogada, o aquellos a quienes la existencia de seres queridos a su cargo (hijos pequeños, padres o parientes enfermos o imposibilitados para trabajar), dio el valor y las energías necesarias para sobreponerse a su desventura, rehacerse y descubrir y emprender una nueva labor en armonía con sus actuales posibilidades o adaptar a ellas la que antes desempeñaba. Son bien conocidas, para abundar en ello, las reacciones que en estos casos provoca la ceguera, sea ésta traumática o lenta. Basta señalar que van desde el abandono sin remisión de toda esperanza y confianza en sus fuerzas íntimas latentes y en la vida, una apatía y un escepticismo incurables, una resignación silenciosa y sin consuelo, hasta la desesperación, la neurastenia, la enajenación mental y el suicidio. Póngase, pues, por eso, como primera providencia a los ciegos adultos, en contacto con sus iguales ya formados, los más adultos y preponderantes para que puedan penetrarse de su optimismo y ovservar la normalidad y utilidad de sus actividades; hágaseles frecuentar sus instituciones; dénseles a conocer sus progresos, triunfos y conquistas alcanzados por la tiflología en el mundo, los múltiples recursos que permiten a los privados de la vista obtener su independencia material, la vida y la obra de los ciegos ilustres, y se verá bien pronto cómo las ideas, emociones e impulsos emergentes de este estímulo, van neutralizando y desviando gradualmente las secuelas aniquiladoras de la conmoción sufrida, manteniendo la mente distraída y alerta y tonificando el perturbado mundo psíquico, concretándose por fin, las más de las veces, este proceso en el deseo manifiesto de renovarse y en la certidumbre de que no se ha perdido todo. Son muy numerosos los ejemplos aun entre nosotros, que pueden abonarlo.


V.

Vistos a groso modo, los alcances y repercusiones del influjo ambiental en los principales períodos de la vida, he aquí ahora algunos de los métodos adoptados en los establecimientos educacionales más prestigiosos para su corrección.
El principio básico es éste: normalizar y ampliar el ambiente según lo reclamen la edad y las necesidades físicas, anímicas e intelectuales de los educandos. Así, en varios países de Europa y en los EE. UU, funcionan anexas a las escuelas, o como instituciones independientes, casas-cunas en las que se recibe a los ciegos congénitos desde los primeros meses hasta los tres años. Como se comprenderá en seguida el objetivo de esos hogares es el de dar a sus pequeños pupilos el ambiente requerido para que todas sus facultades desarrollen desde el primer momento normal y armónicamente, evitando la adquisición de tantos y tantos defectos, inclinaciones y hábitos perjudiciales al individuo en sí posterior y difíciles, sino imposibles de enmendar luego.
Ya en la escuela, además de una sistemática y científica educación física, se tiende a despertar de inmediato en los niños, aun los más pequeños, el sentimiento de responsabilidad y de sociabilidad.
En el kindergarten se organizan grupos de acuerdo con las vocaciones que se revelan con finalidades y deberes definidos: confección de trabajos manuales establecidos en los que cada niño tiene su parte indicada; conjuntos musicales y teatrales; para el cuidado de las plantas, de las aves de corral y de los pájaros. Más adelante para la preparación de fiestas escolares, bailes, excursiones campestres.
Se realizan visitas demostrativas a museos, monumentos y edificios públicos, estaciones radiotelefónicas y ferroviarias, correos, empresas editoriales, puertos, usinas, fábricas, casas comerciales y todo lugar susceptible de ensanchar el conocimiento objetivo de los alumnos.
Se les asocia según edad a instituciones recreativas para videntes, en cuyos actos se les da la mayor intervención posible. (Uno de los procedimientos más efectivos -dicho de paso- para conseguir paulatina e insensiblemente, un mayor acercamiento y comprensión entre éstos y los privados de vista).
En los institutos avanzados las clases son siempre mixtas, con lo que se cultivan desde el comienzo y prácticamente todas las cualidades que forman lo que se ha llamado don de gentes: cortesía, caballerosidad, fineza, que la atmósfera social del internado, siempre restringida y unánime, permite formar apenas y malamente, como lo demuestra la actuación y comportamiento de todos los ciegos que durante su educación no les ha sido dado estar en contacto constante con el mundo exterior, sobre todo las mujeres.
Muchachos y muchachas fundan y dirigen clubes artísticos, culturales y de recreo y centros de estudiantes que colaboran eficazmente con la dirección.
En fin: las prácticas de la economía doméstica en todos sus órdenes (cocina, puericultura, jardinería, lavado, planchado), capacitan a las no videntes para desempeñarse lúcida y eficientemente en el colegio, entre sus relaciones y en sus hogares: los de sus parientes, o los que ellas mismas pueden constituir luego.
MUCHO se ha progresado también en uno de los aspectos más arduos en la rehabilitación de los ciegos: la de los adultos, entre nosotros apenas incipiente y por completo inorgánica. Se les enseña ante todo a caminar, sentarse y emitir la voz con corrección y a disciplinar y medir todos sus gestos y movimientos. Antes de iniciarlos en el aprendizaje de las profesiones u oficios a que han de dedicarse se les somete a ejercicios especiales para el desarrollo y la agudización metódicos del tacto y del oído, al contralor y precisión de los ademanes, la soltura muscular, sobre todo manual y digital, la buena palpación, el cálculo y establecimiento de distancias y dimensiones, el conocimiento y manipulación de objetos, útiles y herramientas, grandes y pequeños, y otras nociones que les serán de inestimable valor para la eficiencia de su futura labor. Además, nunca se les deja inactivos ni abandonados a sus pensamientos, se los estimula en todo momento y se les da la mayor participación posible en todas las fases de la vida y de las actividades escolares.
Procedimientos como los indicados y otros similares, dignificaron e hicieron de muchos ciegos individuos útiles a su comunidad.
Conózcalos a fondo cada educador, así como las fallas que los originan, y aplíqueles a conciencia, que resistan la tentación del experimento fácil, las innovaciones, las nuevas ideas sin fundamento hasta no poseerlos completos en práctica y profundidad, y será digno de ese nombre.